jueves, 8 de mayo de 2014

Las 6 biografias de las Reinas Malditas

Swedish queen Drottning Kristina portrait by Sébastien Bourdon stor.jpg1. Cristina de Suecia

Los suecos se quedaron con la boca abierta cuando se negó a casarse y se convirtió al catolicismo; abdicó y dejó el país con las arcas bastante maltrechas.
Luego, al descubrir el error, por temor a la ira del monarca por no tener un heredero varón, le ocultaron durante un tiempo su sexo. Con todo, el rey no le dio importancia y educó a su hija como si fuera un niño, tanto que ésta decía sentirse más bien un hombre. Vestía, hablaba y se comportaba como tal. Para bien, recibió una educación muy completa que por entonces tan sólo estaba al alcance de los varones. Con 7 años, Cristina ya era capaz de asistir a audiencias y montó a caballo como el mejor jinete.

Pretendientes no le faltaron (Juan de Portugal, Felipe IV de España, Christian de Dinamarca), pero ella prefirió ir a su aire. Y tragó con los cotilleos y los amantes, de uno y otro sexo, que se le adjudicaron, como la joven Ebba Sparre, la judía Raquel, el español Antonio Pimentel de Prado o, incluso, el cardenal Azzolino en Roma, a quien nombró heredero universal. Los suecos aceptaron sin grandes aspavientos la ambigua vida íntima de su monarca, pero no transigieron con que ésta decidiera abandonar el protestantismo y abrazase la fe católica. Por decisión propia abdicó, dejó el trono a su primo y se refugió en Roma, donde murió no sin antes intentar invadir Nápoles, acariciar de nuevo -sin éxito- la idea de volver a reinar en Suecia y poner la Corte francesa patas arriba. Su maldición: no encontrar su sitio, ni en la alcoba, ni en palacio.

Quien sí lo encontró fue Victoria de Kent, Victoria I de Inglaterra, quizás una de las reina que más trascendencia ha tenido durante y después de su reinado. Con 42 años se quedó viuda de su amado Alberto. Con nueve hijos y todo un imperio por el que velar (en 1876 Disraeli le otorgó el título de emperatriz de la India), la reina se convirtió en la viuda de una Europa que decidió convertir en un altar donde casar a su prole. Pero que nadie se lleve a engaño: pese a su imagen de madre y abuela amantísima (tuvo 42 nietos y 32 bisnietos) y monarca ejemplar, Victoria renegaba de esta faceta. Con Alberto murió todo, ni sus hijos ni Gran Bretaña la llenaban, dejó escrito.
Arms of the House of Vasa.svg


Cristina de Suecia (Estocolmo8 de diciembre de 1626 – Roma19 de abril de 1689) fue Reina de Suecia (1632-1654), Duquesa de Bremen y Princesa de Verden (1648-1654). Hija de Gustavo II Adolfo y de María Leonor de Brandeburgo. Protectora de las artes y mecenas. Abdicó del trono de Suecia en 1654Protestante de nacimiento, se convirtió alcatolicismo el mismo año. Murió en Roma a los 62 años.

  • Biografía
Origen y niñez

Cristina pertenecía a la dinastía real de los Vasa, iniciada en 1521. Su madre procedía de la importante dinastía alemana de los Hohenzollern. El nacimiento de Cristina el 8 de diciembre de 1626 fue bien recibido por su padre, no así por su madre, quien deseaba darle al rey Gustavo II Adolfo un heredero varón que siguiera sus pasos.
El año 1604, el Consejo del Reino había acordado aceptar a una mujer como sucesora en el trono, si se daba el caso, por lo que Gustavo II Adolfo decidió confirmar a Cristina en 1627 como su heredera con todos los derechos a la corona, si no nacían otros hijos varones.
Suecia se involucró en 1630 en la Guerra de los Treinta Años por el lado protestante, y en junio del mismo año el rey marchó a la guerra que se desarrollaba en el continente europeo, dejando a su hija bajo la tutela del canciller Oxenstierna, para que se encargara de la pequeña en caso de morir en la guerra.
El 6 de noviembre de 1632 cayó el rey en la batalla de Lützen, y antes de cumplir los seis años, Cristina se convirtió en reina de Suecia, bajo laregencia del canciller Oxenstierna.
El canciller cumplió con los deseos del rey, tomó a Cristina bajo su protección y comenzó muy cuidadosamente a preparar su educación. Por razones de Estado, la pequeña reina fue separada de su madre y puesta al cuidado de su tía Catalina, hermana del difunto rey. Cristina pasó un par de años junto a su primo Carlos Gustavo, el futuro rey Carlos X Gustavo, pero volvió al cuidado de su madre por fallecimiento de su tía Catalina.
La relación con su madre fue difícil y la niña pasó al cuidado de la hermana del canciller Oxenstierna. Al cumplir los 13 años dejó de ver a su madre, y no volvería a encontrarla sino para su coronación.

  • Una muchacha muy inteligente y especial

Junto al canciller Oxenstierna, que se hizo cargo de educar a Cristina en asuntos de Estado y política, estaba el obispo Johannes Mattiae Gothus, que como jefe de estudios se encargó de instruir a Cristina en idiomas, filosofíahistoriateología yastronomía, entre otras materias. Mattiae documentó la gran facilidad de aprendizaje y la enorme sed de conocimientos que mostraba la joven reina. Los idiomas eran la materia preferida de la soberana y a través de su vida continuó con su aprendizaje.
Cristina no era agraciada, pero eso no le importaba. Era un poco contrahecha, de contextura gruesa y estatura más bien corta. Poseía un temperamento fuerte, inquieto y vivaz, así como una gran energía física.
Los llamados quehaceres femeninos no le atraían, tampoco los lujos, joyas o ropajes. Prefería vestir ropas simples y cómodas, y especialmente vestir ropas de hombre. Por esto y por su relación íntima con su prima Ebbe se deduce que era lesbiana, si bien en el siglo XVII este concepto no estaba científicamente desarrollado. También era muy diestra en los deportes como la equitación, la caza y la esgrima. Solía dormir poco y dedicaba muchas horas del día a la lectura
  • Una reina intelectual

Cumplidos los 16 años, Cristina comenzó a asistir a las reuniones del Consejo del Reino, demostrando su conocimiento de las leyes y la administración del reino sin inconvenientes.
A los 18 años cumplió la mayoría de edad y asumió el cargo de soberana, reemplazando gradualmente al canciller Oxenstierna en sus funciones. En 1645 participó activamente en el tratado de paz conDinamarca (Tratado de Brömsebro), ventajoso para su reino.
En 1648 Suecia firmó la Paz de Westfalia, que daba fin a la Guerra de los Treinta Años, quedando el reino en una posición de supremacía en la región del Báltico. Cristina y el canciller Oxenstierna tuvieron diferencias en la forma de llevar los acuerdos, imponiendo finalmente la reina su opinión.
El 17 de octubre de 1650 se realizó la coronación de Cristina enEstocolmo. Los festejos fueron muchos y se alargaron durante semanas. Según la costumbre, nombró a su primo Carlos Gustavo como su sucesor.
La soberana de Suecia había comenzado hace algunos años a desarrollar la vida cultural de su reino, la cual había quedado dañada por las luchas religiosas, incluyendo la destrucción de obras consideradas católicas. Adoptó el lema “La sabiduría es el pilar del reino” (Columna regni sapientia).
Si bien la situación económica del reino era precaria, debido principalmente a los gastos militares que implicaban ser una potencia, la reina no dudó en invertir en la compra de obras de arte en Europa, con el fin de enriquecer los bienes culturales de Suecia.
La fama de protectora de la cultura comenzó a expandirse y varios conocidos intelectuales europeos se interesaron en sus proyectos. Cristina vio la posibilidad de atraerlos a su corte mediante el mecenazgo. De esta manera había llegado a Estocolmo en 1649 el intelectual francés René Descartes, con quien Cristina mantenía correspondencia desde hacía años, y que murió por enfermedad en la misma ciudad cinco meses después. En 1652 vino el artista Sébastien Bourdon, que trabajó como pintor de la corte por dos años, hasta la abdicación de la reina, y hubo de regresar a su país.
Cristina apreciaba la pintura aunque no dudó en regalar al rey Felipe IV de España los dos principales tesoros de su pinacoteca, las obras de DureroAdán y Eva, hoy en elMuseo del Prado.
Otro importante personaje de la época fue el jurista y teórico político holandés Hugo Grocius, que actuó de embajador de Suecia en Francia desde 1635, por recomendación del canciller Oxenstierna.
Estocolmo y Upsala fueron recibiendo a filólogos, anticuarios, bibliotecarios, poetas, orientalistas, latinistas, historiadores y otros. En 1652, los eruditos franceses Samuel Bochart y Pierre Daniel Huet se hicieron cargo de su biblioteca. En algún momento Suecia fue el centro del humanismo en Europa, y Cristina recibió el nombre de Minerva del Norte.
La reina también apoyó el desarrollo del ballet y del teatro. Cristina trajo a Estocolmo a compañías francesas, holandesas, alemanas e italianas, que presentaban sus ballets y pantomimas, además de óperas y piezas en sus propios idiomas. Entre los italianos destacó el escenógrafo Antonio Brunati, que construyó en el castillo real un escenario con escenografías movibles, llamada la Grande Salle des Machines, algo muy moderno para la época.
Su entusiasmo por el teatro lo manifestó la reina participando en una obra, en 1651, haciendo el papel de una camarera.
En 1652 la salud de Cristina se resintió y el médico francés Pierre Bourdelot fue llamado a Estocolmo para tratarla. Bourdelot consiguió la recuperación de la reina y se transformó en uno de sus favoritos, lo que provocó recelos entre otros miembros de la corte. Finalmente el médico abandonó la corte sueca y algunos favoritos reales dejaron de serlo.
  • Embajadores y religiosos

Contemporáneos de Cristina eran Luis XIV en Francia y Felipe IV en España. El representante diplomático francés en la corte sueca desde 1645 era Pierre-Hector Chanut, quien logró cultivar una amistad personal con la reina y la apoyó sin reservas en sus planes de desarrollo cultural del reino.
El embajador español desde 1652 era el general Antonio Pimentel de Prado, que también estableció una relación de amistad con la reina. Es posible que ambos hayan apoyado a Cristina como confidentes, y católicos, en las inquietudes religiosas de la reina.
También el religioso Antonio Macedo, miembro del cuerpo diplomático de Portugal y una persona muy cultivada, percibió el interés de la reina por los temas religiosos y se encargó de traer a Estocolmo en 1651 a dos jesuitas italianos, Paolo Casati y Francesco Malines, para que respondieran a las preguntas de Cristina sobre la fe católica.
  • Abdicacion
En 1647, la soberana fue inquirida oficialmente por el Consejo del Reino sobre un futuro matrimonio que asegurara la continuación de la dinastía. Ella respondió que pensaría en ello y que consideraría a su primo Carlos Gustavo al dar su respuesta.
La respuesta oficial la dio en 1649, anunciando que no contraería matrimonio alguno, excusándose de dar motivos.
Comenzó entonces una lucha política entre Cristina y los nobles. La soberana aprovechó hábilmente un conflicto entre la nobleza y la plebe, esta última exigiendo reducciones en los impuestos, para imponer su voluntad. La soberana insistió en el nombre de Carlos Gustavo en la sucesión en el trono a cambio de negar las reducciones impositivas, lo que fue finalmente aceptado por los nobles.
Pasaron algunos años y en febrero de 1654 la reina comunicó al Consejo del Reino, y a todos los principales, su decisión de abdicar a la corona. No dio explicaciones, pero dijo "que con el tiempo se entenderían sus motivos".
Se hicieron muchos esfuerzos inútiles para hacerla cambiar de decisión. Ella permaneció imperturbable.
El Consejo del Reino exigió entonces de la soberana una explicación, a lo que la reina respondió: “Si el Consejo supiera las razones, no le parecerían tan extrañas”.

El 6 de junio de 1654, en el castillo de Upsala, la reina se despojó de sus insignias reales y su primo asumió la corona de Suecia con el nombre de Carlos X Gustavo. Al día siguiente, en una emotiva ceremonia, Cristina se despidió del rey, de los miembros del Consejo, de los nobles y por último de las damas de la corte.
Para su manutención se estableció un acuerdo económico, en el cual se le otorgaba la permanente propiedad de varios dominios en el reino, cuya administración quedaba a cargo de un gobernador general. Los ingresos los percibió Cristina hasta su deceso.
Continuando su camino, Cristina pasó por la ciudad de Nyköping a despedirse de su madre –que moriría al siguiente año-, siguió hasta el puerto de Halmstad, donde licenció a su comitiva, y se embarcó hacia Hamburgo, para luego continuar hastaAmberes y Bruselas, en Flandes, entonces dominio del Imperio español, donde Cristina tomaría la segunda decisión más importante de su vida.
  • Cambio de Fe
Después de algunos meses de estadía, y estando bajo la protección del rey español Felipe IV, Cristina hizo oficial su cambio de fe al catolicismo en forma privada, en la víspera de Navidad de 1654, a los 28 años de edad. Tomaría, sin embargo, algún tiempo el hacer pública la noticia (el cuadro que aparece al inicio de este artículo fue un regalo de Cristina a Felipe IV).
El papa Inocencio X, poco antes de morir, aceptó la conversión de la exreina sueca, y ya en abril de 1655 era elegido papaAlejandro VII, quien aceptó la intención de Cristina de avecindarse en Roma. Se acordó efectuar su cambio de fe en forma pública antes de su llegada a los Estados Pontificios.
Fue así que Cristina emprendió el viaje a Roma a fines de octubre de 1655, y el 3 de noviembre fue recibida oficialmente por la Iglesia Católica en la capilla del castillo de Innsbruck. Desde este lugar también se informó a todas las casas reales europeas del cambio de fe de la joven.
La noticia fue recibida en Suecia, así como en otros reinos protestantes, con asombro, pues resultaba extraño que la hija del León del Norte - Gustavo II Adolfo -, el paladín del protestantismo, hubiera abandonado su fe por la del enemigo.
Su profesor Johannes Mattiae Gothus, obispo de Strängnäs, fue duramente criticado por el clero sueco por la responsabilidad que pudiera haber tenido en esta decisión.
Cristina continuó el viaje hacia Roma, deteniéndose en Bolonia para visitar la antigua universidad, el Santuario de la Santa Casa (en Ancona), donde donó una corona “de doce diamantes y cuatro rubíes” a la Virgen, y Asís, la cuna de San Francisco.
Por la importancia que tenía para el mundo católico, Alejandro VII ordenó una recepción espectacular para Cristina en su camino a Roma. En cada localidad por la que pasaba, se la saludaba con salvas de cañón, las iglesias tañendo sus campanas, misas, procesiones e incluso representaciones artísticas en honor a ella.
El 19 de diciembre de 1655, Cristina llegaba a la Ciudad Eterna, y el 23 hizo la entrada oficial montando en un caballo blanco y seguida de un gran cortejo. En la llamada Porta del Popolo se grabó, para la ocasión y en su honor, la leyenda “Por una feliz y auspiciosa entrada en el año del Señor 1655”.
El papa, los senadores, el colegio cardenalicio, la nobleza romana y una gran cantidad de romanos acudieron a recibirla.
El día de Navidad, Cristina recibió la confirmación y la comunión del papa Alejandro VII en la Basílica de San Pedro.
Eligió el nombre de Alexandra para su confirmación y, a solicitud del Papa, también el de María. María Cristina Alexandra Vasa comenzó entonces una nueva etapa de su vida en la urbe más importante del catolicismo.
  • Vida en Roma

El 19 de diciembre de 1655, Cristina llegaba a la Ciudad Eterna, y el 23 hizo la entrada oficial montando en un caballo blanco y seguida de un gran cortejo. En la llamada Porta del Popolo se grabó, para la ocasión y en su honor, la leyenda “Por una feliz y auspiciosa entrada en el año del Señor 1655”.
El papa, los senadores, el colegio cardenalicio, la nobleza romana y una gran cantidad de romanos acudieron a recibirla.
El día de Navidad, Cristina recibió la confirmación y la comunión del papa Alejandro VII en la Basílica de San Pedro.
Eligió el nombre de Alexandra para su confirmación y, a solicitud del Papa, también el de María. María Cristina Alexandra Vasa comenzó entonces una nueva etapa de su vida en la urbe más importante del catolicismo.

El 19 de diciembre de 1655, Cristina llegaba a la Ciudad Eterna, y el 23 hizo la entrada oficial montando en un caballo blanco y seguida de un gran cortejo. En la llamada Porta del Popolo se grabó, para la ocasión y en su honor, la leyenda “Por una feliz y auspiciosa entrada en el año del Señor 1655”.
El papa, los senadores, el colegio cardenalicio, la nobleza romana y una gran cantidad de romanos acudieron a recibirla.
El día de Navidad, Cristina recibió la confirmación y la comunión del papa Alejandro VII en la Basílica de San Pedro.
Eligió el nombre de Alexandra para su confirmación y, a solicitud del Papa, también el de María. María Cristina Alexandra Vasa comenzó entonces una nueva etapa de su vida en la urbe más importante del catolicismo.


  • El renacimiento de la Minerva del Norte]

Durante su última estadía en Hamburgo, otro hecho había ocurrido en Roma: el papa Alejandro VII había fallecido en mayo de 1667 y después de 18 días de cónclave, fue elegido por unanimidad el cardenal Julio Rospigliosi, que tomó el nombre de Clemente IX. También interesado en las artes, al regreso Cristina le otorgó una renta anual para ayudarla en sus proyectos. Tanto ella como el cardenal Azzolino habían gestionado activamente su elección.
La actividad cultural de Roma tomó nuevos bríos con los proyectos de la exreina, que comenzó a reunir a artistas, científicos e intelectuales en su residencia, dándoles una estructura básica en forma de academias, donde se podía discutir y crear. A los más destacados, les asignó un estipendio y en algunos casos una pensión. Una de sus academias, llamadaAcademia Real, estaba inspirada en la Academia Francesa, y su meta era preocuparse del idioma itálico, el cual consideraba proclive a la exageración y a la hipérbole, y reemplazarlo gradualmente por uno más sencillo. Este proyecto se transfomaría, después de su muerte en 1690, en la llamada Pontificia Accademia degli Arcadi, o Academia de la Arcadia. Entre los miembros de dicha academia se encontraba un joven literato, Giovanni Francesco Albani, el futuro papa Clemente XI.

Cristina se interesó por la arqueología, y pese a sus limitados ingresos, financió algunas excavaciones. Reunió una excelente colección de esculturas antiguas, como un grupo de Musas que luego sería adquirido por Felipe V de España. Estas Musas, actualmente en el Museo del Prado, presiden el nuevo salón oval del museo, remodelado por Rafael Moneo.
También construyó un observatorio en su palacio, contratando a dosastrónomos, y donde pasaba horas mirando el cielo.
El sistema de academias atrajo a científicos como el fisiólogo Giovanni Alfonso Borelli, perseguido por sus simpatías por las ideas de Galileo; a músicos comoBernardo PasquiniAlessandro ScarlattiArcangelo Corelli y Alessandro Stradella entre los más destacados, y poetas como Carlo Alessandro Guidi yVincenzo da Filicaja.
Es de destacar su amistad con el escultor Gian Lorenzo Bernini, a quien solía visitar en su taller y a quien había protegido cuando perdió el favor del papaInocencio X.
También se preocupó de adornar su palacio con colecciones de pinturas, esculturas, tapices y libros para su riquísima biblioteca.
De carácter librepensador, Cristina tampoco dudó en oponerse a las persecuciones religiosas, y así lo hizo, publicando en 1686 un manifiesto donde defendía a los judíos de Roma. También criticó duramente a Luis XIV por las persecuciones a los hugonotes en 1685 y entró en conflicto con el papa Inocencio XI por la intención de éste de eliminar la inmunidad diplomática y el derecho a asilo en Roma, en 1685.
  • Inocencio XI y Miguel de Molinos

El papa Clemente IX murió en 1669 y su sucesor fue Emilio Altieri, con el nombre de Clemente X. Siendo muy anciano, ejerció el papado hasta su muerte en julio de 1676.
Cristina obtuvo de él el levantamiento de la prohibición a la presencia de mujeres en los espectáculos artísticos, lo que vino a beneficiar el arte teatral, tan querido a la reina sueca. La soberana adquirió un convento, transformándolo en teatro, al que financió mediante suscripciones. En este ambiente comenzaría a desarrollarse, por iniciativa de la reina, la llamadaópera seria, incluyendo la participación de castrati.
Durante el mandato de Clemente X se asiló en Roma el jesuita António Vieira, un predicador brillante que estaba en conflicto con la corte y la Inquisición de Portugal. Cristina lo llevó a su corte para darle una tribuna a sus ideas. El religioso regresó a Portugal en 1675 por gestión del papa. En 1679 Cristina le ofreció un puesto en su corte, que Vieira declinó.
La elección en 1676 del nuevo papa, Inocencio XI, un reformador administrativo y opositor a Luis XIV, traería un cambio en la situación de Cristina. El papa le retiró la renta que le había otorgado Clemente IX y se opuso a su proyecto teatral, buscando el cierre de éste. La reina respondió con una dura campaña, que hizo finalmente que Inocencio XI abandonara el intento.
También el ambiente religioso cambió, como en el caso del teólogo español Miguel de Molinos, muy cercano a Cristina. Lateología siempre fue un tema importante para ella y el quietismo propuesto por Molinos la interesó, llevándola a mantener nutrida correspondencia con el místico español.
A pesar de la popularidad que tuvieron las obras del sacerdote español, finalmente fueron condenadas por la Inquisición de Romaabjurando el teólogo de sus escritos en 1685. Cristina reaccionó decepcionada de Miguel de Molinos, pero no con el quietismo.
La religiosidad de la reina siempre fue un tema conflictivo en Roma, dado su natural espíritu inquieto y cuestionador, que, sumado a su activa actitud por la libertad religiosa, no pocas veces pusieron en duda su conversión al catolicismo, en el conservador ambiente romano.
  • Sus obras literarias

Siendo la Filosofía y la Teología los temas que más le interesaban, mantuvo durante su vida una abundante correspondencia con destacados personajes en ambos temas, escribiendo siempre en francés, así como lo fueron todos sus escritos. Ésta correspondencia se encuentra hoy mayormente en los Codices Reginenses de la Biblioteca Vaticana y también repartida por Europa.
En la última década de su vida comenzó a escribir una Autobiografía, que dejó inconclusa. La obra se compone de nueve capítulos, relativamente cortos, escritos con una prosa fluida y donde relata en buena síntesis sobre su reino, su persona, sus ancestros, sus parientes, su ambiente cortesano y anécdotas personales; alcanzando solo a relatar su niñez. El texto tiene la forma de un monólogo dedicado al Señor. El talento para la síntesis parece haberlo heredado de sus ancestros paternos, hasta Gustavo Vasa, conocidos por expresarse en forma clara y concisa. Por algunos detalles en el escrito, se puede afirmar que empezó a escribirlo a comienzos de la década de 1660, durante su estadía en Hamburgo, prosiguiendo en 1681.
En 1665, el duque de La Rochefoucauld publicó Reflexiones o sentencias y máximas morales. La reina inició un intercambio de correspondencia con el escritor francés, y motivada por el trabajo de éste, comenzó a escribir aforismos que fueron reescritos en 1670, en dos volúmenes: Les Sentiments Heroiques y L'Ouvrage de Loisir: Les Sentiments Raisonnables. En total son 1300 aforismos, escritos con las cualidades de una máxima: ser la expresión más breve de un pensamiento.
Tenía también como costumbre escribir comentarios en el margen de los libros que leía, que han contribuido a ampliar su biografía. Hay que recordar asimismo que contó con el inestimable apoyo de los miembros de la Academia Real fundada por ella.
  • Ultimos años
La última década de su vida estuvo marcada por las dificultades económicas. Sus ingresos se vieron mermados por el estado de guerra en Suecia. Sin embargo, Carlos XI hizo lo posible por mantener el compromiso económico con ella. La falta de recursos la obligó a terminar con algunos de sus mecenazgos, siendo el de Arcangelo Corelli, su maestro de capilla, el más notorio. Su salud comenzó a deteriorarse y pasaba la mayor parte de su tiempo escribiendo. Sus diferencias con el papa Inocencio XI se agudizaron.
Algún tiempo antes de su muerte, un visitante francés escribió una descripción de Cristina:
"Tiene más de sesenta años de edad, decididamente pequeña, muy robusta y rechoncha. Su piel, voz y facciones son masculinos: nariz grande, grandes ojos azules, cejas rubias, una doble barba con vello y un levemente prominente labio inferior. Su cabello es castaño claro, un palmo de largo, empolvado y sin peinar. Su expresión es amistosa y sus modales muy obsequiosos. Su indumentaria se compone de una chaqueta masculina ajustada, de satín negro, que le alcanza las rodillas y abotonada en el frente. Usa una falda negra corta que muestra su calzado masculino. Una gran cinta negra ocupa el lugar del pañuelo al cuello. Un cinturón sobre su chaqueta le ajusta el vientre, haciendo más notoria su redondez."
En los primeros meses de 1689, la reina comenzó a sentirse muy enferma. El 13 de febrero sufrió un desmayo, que se repitió tres días más tarde. Sus más cercanos le pidieron que recibiera la extremaunción, cosa que ella tomó con serenidad. El 1 de marzo escribió su testamento, nombrando al cardenal Azzolino como su heredero universal. También le escribió una carta al papa Inocencio XI solicitando con humildad su perdón por las diferencias que habían tenido. El papa, que también se encontraba enfermo, recibió la misiva con emoción y le respondió por medio de un cardenal, que daba por terminadas sus diferencias y le daba la absolución. En sus últimos días tuvo la compañía de su amigo Azzolino, que también se hallaba enfermo y moriría el 6 de junio del mismo año.
En su testamento Cristina escribió que deseaba ser amortajada de blanco y sepultada en el Panteón de Agripa, sin exhibición de sus restos y rechazando cualquier pompa o vanidad. Su epitafio debería ser tallado en una piedra sencilla y sólo con la inscripción “D.O.M. Vixit Christina annos LXIII” (Deo Óptimo Máximo vivió Christina 63 años).
A las 6 de la mañana del 14 de abril, reposando en su lecho y sólo en compañía del cardenal Azzolino y su confesor, Pater Slavata, Cristina llevó su mano izquierda al pecho y expiró.
  • Funerales

Su última voluntad, de ser sepultada con sencillez, no fue obedecida. El cardenal Azzolino y el papa Inocencio XI decidieron darle un funeral de Estado. Su cuerpo amortajado se expuso durante tres días en su palacio para recibir los últimos respetos de numerosos visitantes. Al atardecer del 22 de abril, en un carro abierto, fue trasladada en un cortejo iluminado por antorchas y rodeada de su guardia palaciega, a una iglesia designada por el cardenal Azzolino. Al siguiente día se celebró una misa de responso en presencia de todo el colegio cardenalicio. Terminada ésta, se inició una enorme procesión que llevaría los restos de la reina hasta la Basílica de San Pedro. Allí fue depositado su cuerpo en un ataúd de ciprés junto a su corona y cetro. El ataúd a su vez fue colocado en otro de plomo y finalmente en otro ataúd de madera. Éste fue depositado en las llamadas Grotte vecchie (Grutas viejas), en la nave central de la Basílica. Su sepulcro fue sellado con argamasa y posteriormente se le agregó el epitafio: D.O.M. Corpus Christinae Alexadrae Gothorum Suecorum Vandalorumque Reginae Obiit die XIX Aprilis MDCLXXXIX.
En 1701, durante el papado de Clemente XI -aquel joven literato Albani de la Academia de la Arcadia-; el arquitecto Carlo Fontana, un discípulo de Bernini, realizó el monumento funerario que se puede observar hoy en la Basílica de San Pedro.
  • Cristina de Suecia en la literatura y en el cine]

Calderón de la Barca escribió su auto sacramental La protestación de la fe basándose en la vida de la reina Cristina.2
El armenio Rouben Mamoulian (1897-1987) dirigió a Greta Garbo en la película La reina Cristina de Suecia (Queen Christina) estrenada con enorme éxito en 1933.

Predecesor:
Gustavo II Adolfo
Reina de Suecia
1632 - 1654
Sucesor:
Carlos X Gustavo

https://www.youtube.com/watch?v=qINRuvW4h6E
https://www.youtube.com/watch?v=I6cmXbftDMc
http://es.wikipedia.org/wiki/Cristina_de_Suecia

2. Eugenia de Montijo

Eugénie; keizerin der Fransen (2).jpgEugenia de Montijo (1826-1920)
Eugenia de Montijo se puso el mundo por montera y, al menos de puertas afuera, poco parecieron importarle estas críticas. El peluquero Félix se encargó de su cabellera, lo que le permitió patentar el "peinado a la emperatriz"; Pierre Guerlain creó un perfume en exclusiva para ella, la Eau de Cologne Impériale; Prosper Merimée, Stendhal o la escritora George Sand fueron algunos de sus amigos? Del creador de "Carmen" es la frase: "Eugenia ha dejado de existir, sólo queda la emperatriz". Una sentencia que da idea de su entrega a una Francia que siempre la rechazó.

Es más, cuando su marido perdió en 1870 la guerra contra Prusia, Eugenia de Montijo se escandalizó por la humillante rendición de Napoleón III, al que una y otra vez animó a mantener la cabeza alta. Ella tuvo que huir de Francia. Establecida en Inglaterra, se reunió con su esposo, pero éste murió en 1873, y luego se fueron su madre y su hijo. Sola en la vida, hasta Inglaterra (donde se hizo gran amiga de la reina Victoria) le siguió la maldición de defender un país, Francia, que nunca la consideró una de los suyos.

Difícil imaginar hoy en día que una heredera como, por ejemplo, Victoria de Suecia, anunciara a sus súbditos que ella de matrimonio nada de nada. Los suecos no se han visto en esta tesitura ahora, pues la heredera de la corona está felizmente casada desde 2010 y ha asegurado la sucesión al trono con la princesa Estelle. Pero sí que pasaron por esto cuatro siglos atrás, cuando la reina Cristina informó un día al Parlamento de que había tomado la decisión de no contraer matrimonio. Un anuncio que sirvió para alimentar aún más las habladurías que circulaban por toda Europa sobre su orientación sexual. Historias que la acompañaron ya desde su mismo nacimiento, pues tan peluda era de bebé que las asistentes en el parto pensaron que era un niño y así informaron a su padre, el rey Gustavo II Adolfo.

María Eugenia Palafox Portocarrero y KirkPatrickcondesa de Teba, más conocida como Eugenia de Montijo (Granada5 de mayo de 1826 -Madrid11 de julio de 1920) fue emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napoleón III.

  • Primeros años

María Eugenia Ignacia Augustine de Palafox-Portocarrero de Guzmán y Kirkpatrick nació en Granada el 05 de mayo de 1826 y murió a los 94 años en 1920. Su padre fue Cipriano de Palafox y Portocarrero, XIII duque de Peñaranda y grande de España, hijo de Felipe Antonio de Palafox Croy. Su madre fue Enriqueta María Manuela KirkPatrick de Closeburn y de Grevignée, hija del escocés William KirkPatrick y la belga Marie Françoise de Grevignée.
En 1835, Eugenia fue enviada a Francia a estudiar en el Convento del Sagrado Corazón y luego en el Gymnase Normale, Civile et Orthosomatique. En 1837 tuvo una corta y desagradable estancia en un internado en Bristol, al sudoeste de Inglaterra.
El 12 de abril de 1849, en una recepción en el Palacio del Elíseo conoció a Napoleón III, quien en ese entonces era solo presidente de la República.
  • Boda

Ahí fue donde conoció al futuro emperador, con quien se casó el 30 de enero de 1853. Napoleón acababa de ser rechazado por la princesa Adelaida, sobrina de la reina Victoria.
En un discurso que pronunció poco antes de su boda, Napoleón dijo: «Prefiero casarme con una mujer a la que amo y respeto que con una desconocida, con la que una alianza podría tener ventajas mezcladas con sacrificios». Este comentario fue visto con cierto sarcasmo desde Gran Bretaña. Los periódicos de ese país lanzaron comentarios sobre la unión entre una aristócrata de reconocido linaje con un miembro de la familia Bonaparte.
El 16 de marzo de 1856, Eugenia dio a luz a su único hijo, Luis Napoleón, que recibió el título de Príncipe Imperial. Gracias a su belleza y elegancia, Eugenia contribuyó de forma destacada al encanto que desprendía el régimen imperial. Su forma de vestir era alabada e imitada en toda Europa. Su interés por la vida de la reina María Antonieta expandió la modaneoclásica, estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI. Fue la persona con más condecoraciones de toda Francia, con 20 condecoraciones y títulos nobiliarios.
  • Participación Politica

Eugenia era una mujer educada e inteligente. Después del nacimiento de su hijo, el príncipe imperial, Eugenia decidió tomar parte activa en la política del Segundo Imperio. Ferviente católica, se opuso a la política de su marido en lo tocante a Italia, y defendió los poderes y prerrogativas del Papaen dicho país. Desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones: durante las campañas de Italia en 1859; durante una visita de su marido aArgelia en 1865 y en los últimos momentos del Segundo Imperio, ya en 1870.
La emperatriz Eugenia secundó las desafortunadas intervenciones exteriores del imperio:
La derrotada Invasión francesa de México que costó la vida al emperadorMaximiliano I de México; la emperatriz veía en la intervención en México la posibilidad de instaurar una república católica en Norteamérica, cortando el paso a los Estados Unidos protestantes y facilitando, por una especie de "efecto dominó", la aparición de otras monarquías conservadoras y católicas, regidas por príncipes europeos, en Centro-Sudamérica.
La guerra contra Prusia, que concluyó al año siguiente con la derrota de Sedán. También, aquí, su influencia aconsejando a Napoleón III contra Prusia (que había aplastado a la "católica" Austria pocos años antes) fue decisiva, frente a la prudencia aconsejada por el Primer Ministro Émile Ollivier. Se cuenta que la Emperatriz bailó de alegría con su hijo,Napoleón Eugenio Luis Bonaparte, lo que hizo exclamar al marqués d'Herfordt (sin embargo, buen amigo suyo): "¡Esta mujer nos lleva a la ruina!"
En 1869 la emperatriz Eugenia asistió a la inauguración del canal de Suez, construido por su pariente lejano Fernando de Lesseps. Asimismo, apoyó las investigaciones de Louis Pasteur, que acabarían en la vacuna contra la rabia.

  • Exilio

Tras la caída del Segundo Imperio Francés, la familia se exilió a Inglaterra. A la muerte del emperador en 1873, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz en la que vivió alejada de los asuntos de la política francesa. Su vida adquirió tintes de tragedia novelesca cuando su único hijo pereció en Sudáfrica (1879) a manos de los zulúes.
Relacionada genealógicamente con la Casa de Alba, se alojó ocasionalmente en el Palacio de Liria de Madrid, en su Quinta de Carabanchel y en el Palacio de Dueñasde Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Alba, como un retrato suyo pintado por Winterhalter y otro de Goya,La marquesa de Lazán. Durante sus estancias en España, eran frecuentes sus visitas a la reina consorte Victoria Eugenia de Battenberg, de quien era madrina de bautismo y muy amiga.
La ex emperatriz murió a las ocho y media de la mañana del 11 de julio de 1920 a los 94 años en el Palacio de Liria de Madrid, durante una de sus visitas a España, su país natal. Su muerte fue consecuencia de un ataque de uremia.
Inmediatamente su cuerpo fue trasladado en tren a París, acompañado por una comitiva que incluía al Duque de Alba, el Duque de Peñaranda, las Duquesas de Tamames y Santoña y el Conde de Teba. El féretro fue recibido en la estación de Austerlitz por los Príncipes Murat, el Embajador de España y miembros de la nobleza francesa y española que le rindieron homenaje durante más de tres horas. Posteriormente el cuerpo fue trasladado a Le Havre y Farnborough bajo custodia del diplomático español Carlos de Goyeneche. La emperatriz fue enterrada en la cripta imperial de la Abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra), al lado de su esposo y de su hijo, que había fallecido en África.
  • Otros datos

Se cuenta que el encuentro entre Eugenia y el futuro Napoleón III no fue casual. Según algunas fuentes[cita requerida], se conocieron gracias a la madre de ella, quien deseaba un buen partido para sus dos hijas y se preocupó por exhibirlas en los actos sociales oportunos para que conociesen a los caballeros adecuados.
Eugenia, convertida ya en emperatriz, ordenó a algunos arquitectos y jardineros de su corte la remodelación del castillo de Arteaga, un edificio de sus ancestros en la provincia de Vizcaya (España) y también restauró el castillo de Belmonte (Cuenca) propiedad de los marqueses de Villena.
Utilizó frecuentemente  como apellido el de Guzmán, en lugar de los de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, por ser titular del mayorazgo fundado en 1463 por doña Inés de Guzmán sobre el señorío de Teba, elevado a condado en 1522 por Carlos V. Sus sobrinos, hijos de su hermana Francisca y del duque de Alba, utilizaron como segundo apellido el de Portocarrero.
Bajo su auspicio se cultivó en una finca de Baños de Rioja (La Rioja), de la cual era propietaria, una viña que todavía existe con el nombre de La Emperatriz.
Gracias a ella se hizo muy popular el veraneo en Biarritz cuando en 1854 construyó el Palacio en la playa hoy día conocido como Hotel du Palais.
  • Titulos y tratamientos

1826-1839: Doña Eugenia Palafox Portocarrero de Guzmán y KirkPatrick.
1839-1853: Su Excelencia Doña Eugenia Palafox Portocarrero de Guzmán y KirkPatrick, XVI condesa de Teba
1853-1870: Su Majestad Imperial la emperatriz de los franceses (durante algunos períodos emperatriz regente)
1870-1920: Su Majestad Imperial la emperatriz Eugenia de Francia.

  • En la cultura Popular

Predecesor:
Último título sostenido porMaría Amalia de Borbón-Dos Sicilias
Como reina de Francia
Emperatriz consorte de los franceses
30 de enero de 1853 – 11 de enero de 1871
Sucesor:
Monarquía abolida

 https://www.youtube.com/watch?v=qBa_B80AqzM
http://es.wikipedia.org/wiki/Eugenia_de_Montijo
 3.Isabel de Austria- Hungría

Winterhalter Elisabeth 2.jpgIsabel de Austria-Hungría (Isabel de Babiera) (1837-1898)
Puso tierra de por medio y huyó de una corte en la que se le criticaba todo, pese a tener a su lado al emperador Francisco José completamente enamorado.
Las escapadas y viajes en solitario de la princesa Letizia que tantas suspicacias levantan se quedan en nada comparados con la deriva de la emperatriz Isabel en su día. Hastiada de la Corte vienesa, de no poder ejercer su autoridad entre tanta pompa y boato, de ser criticada por su origen "poco noble" (procedía de una rama secundaria de la Casa Wittelsbach, de Baviera) y de ni siquiera poder criar y educar a sus hijos, Sissi optó por escapar, viajar, dejando a su marido, el enamoradísimo Francisco José, en casa. Madeira, Corfú, Irlanda o España fueron algunos de los destinos elegidos por la bella emperatriz para huir de una vida que ella nunca eligió. Con 17 años acabó casada con el emperador de Austria, quien la quería mucho. Pero no así su suegra y a su vez tía, la archiduquesa Sofía, quien no sólo acompañó a la pareja en su luna de miel, sino que eligió los muebles de sus estancias, la ropa y las joyas que debía lucir la joven emperatriz, arrebató a ésta a sus tres primeros hijos para educarlos a su antojo y mangoneó en los asuntos de Estado gracias a la gran influencia sobre su hijo, a quien nunca se le pasó por la cabeza que a la esposa todo el tejemaneje de su madre le pudiera sentar mal.

Así las cosas, más espabilada y tras unos años de matrimonio, Sissi puso sus condiciones a Francisco José, que vinieron a ser las siguientes: yo de vez en cuando me dejo caer por la Corte, te acompaño en los asuntos que más requieran mi presencia (el pueblo la adoraba y no perdía detalle de joyas, peinado y ropa) y tú me dejas vivir mi vida, lejos de Viena. Hasta tal punto llegó la situación que Sissi le buscó a su marido una "sustituta" de sí misma: la actriz Catalina Schratt, quien se sentaba incluso a comer a la mesa con la familia imperial, dando muestras todos ellos de una mente avanzada y abierta que hoy en día costaría digerir en alguna Corte europea. ¿La maldición de Sissi? Vivir una vida para la que no estaba preparada y que nunca pudo, ni quiso, encajar.


Isabel Amalia Eugenia Duquesa en Baviera (en alemán: Elisabeth Amalie Eugenie Herzogin in BayernMúnich24 de diciembre de 1837– Ginebra10 de septiembre de 1898), más conocida como Sissi, fueemperatriz de Austria (1854-1898) y reina consorte de Hungría (1867-1898), entre otros muchos títulos inherentes a la Casa de Habsburgo-Lorena.
Perteneciente a la Casa de Wittelsbach y nacida con la dignidad deduquesa en Baviera y tratamiento de Alteza Real, era hija del duqueMaximiliano de Baviera y de la princesa real Ludovica de Baviera.


  • Biografia

Infancia


Isabel nació en la ciudad de MúnichBaviera. Su padre, Maximiliano de Baviera, duque en Baviera, procedía de una rama menor de la Casa de Wittelsbach, la de Condes Palatinos de Zweibrücken-Birkenfeld-Gelnhausen, en ese momento "Duque en Baviera". En cambio su madre, Ludovica de Baviera, era hija del reyMaximiliano I de Baviera y, por tanto, princesa real de Baviera.

Educada, como sus hermanos, lejos de la Corte de Baviera, pasó la mayor parte de su infancia a caballo entre su ciudad natal y los salvajes parajes que rodeaban al castillo de Possenhofen, una construcción a orillas del lago Starnberg que su padre había adquirido para ser utilizada como residencia de verano y que pronto se convirtió en la residencia preferida por la familia ducal.
Con 16 años, Isabel acompañó a su madre y a su hermana mayor, Elena de Baviera, a quien familiarmente apodaban Nené, en un viaje a la residencia de verano de la Familia Real de Austria, situada en Bad Ischl, donde esperaba la archiduquesa Sofía de Baviera, hermana de Ludovica, junto a su hijo, el emperador de Austria, Francisco José I. Tal encuentro estaba preparado para que el Emperador se fijase en Elena y la tomase como prometida. Sin embargo, Francisco José, de 23 años, se sintió inmediatamente atraído por Isabel, trastocando los planes que madre y tía tenían para ellos.
  • Matrimonio y descendencia

Así, un año después del primer encuentro, el24 de abril de 1854 en la Iglesia de los Agustinos de Viena, Isabel contrajo matrimonio con su primo, el Emperador de Austria, convirtiéndose así en emperatriz.
Isabel tuvo desde el principio serias dificultades para adaptarse a la estricta etiqueta que se practicaba en la corte imperial de Viena. Aun así, le dio al Emperador cuatro hijos:
Sofía Federica de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1855-1857) fallecida a los dos años de edad aquejada de tifus.
Gisela de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1856-1932).
Rodolfo de Habsburgo-Lorena, el esperado Príncipe Heredero de la Corona (1858-1889).
María Valeria de Habsburgo-Lorena, archiduquesa de Austria (1868-1924).
En una visita a Hungría en 1857, Isabel se empeñó en llevar consigo a las archiduquesas Sofía y Gisela, a pesar de la rotunda negativa de su suegra, la archiduquesa Sofía. Durante el viaje, las niñas enfermaron gravemente, padeciendo altas fiebres y severos ataques de diarrea. Mientras que la pequeña Gisela se recuperaba rápidamente, su hermana no tuvo la misma suerte y pereció, seguramente deshidratada. Su muerte, que sumió a Isabel en una profunda depresión que marcaría su carácter para el resto de su vida, propició que le fuese denegado el derecho sobre la crianza del resto de sus hijos, que quedaron a cargo de su suegra, la archiduquesa Sofía. Tras el nacimiento del príncipe Rodolfo, la relación entre Isabel y Francisco José comenzó a enfriarse.
Isabel, por su parte, sólo pudo criar a su última hija, María Valeria, a la que ella misma llamaba cariñosamente «mi hija húngara», dado el gran aprecio que le tenía al país de Hungría, lugar donde habitualmente se refugiaba y en cuya cultura y costumbres se empeñó en educarla. Los grandes enemigos que Isabel hizo a lo largo de su vida la llamaban despectivamente «la niña húngara» y no precisamente por el amor que su madre prefesaba por tal país, sino porque creían que la niña era fruto en realidad de algún escarceo sexual que Isabel habría mantenido con el conde húngaro Gyula Andrássy. No obstante, el gran parecido que Valeria guardaba con su padre, el Emperador, se encargó de desmentir tales rumores.

Personalidad

Dotada de una gran belleza física, Isabel se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo. Adoraba la equitación, llegando a participar en muchos torneos. Sentía un gran aprecio por los animales; amaba a sus perros, costumbre heredada de su madre, hasta el punto de pasear con ellos por los salones de palacio. Le gustaban los papagayos y los animales exóticos en general. Incluso llegó a tener su propia pista circense en los jardines de su palacio en Corfú. Hablaba varios idiomas: el alemán, el inglés, el francés, elhúngaro, propiciado por su interés e identificación con la causa húngara, y el griego, este último aprendido con ahínco para poder disfrutar de las obras clásicas en su idioma original. Cuidaba su figura de una forma maniática, llegando a hacerse instalar unas anillas en sus habitaciones para poder practicar deporte sin ser vista. Su alimentación dio también mucho que hablar, pues se alimentaba básicamente a base de pescado hervido, alguna fruta, y jugo de carne exprimida. A partir de los 35 años no volvió a dejar que nadie la retratase o tomase una fotografía; para ello, adoptó la costumbre de llevar siempre un velo azul, una sombrilla y un gran abanico de cuero negro con el que cubría su cara cuando alguien se acercaba demasiado a ella. También, entre otras excentricidades, al final de su vida se hizo tatuar un ancla en el hombro (por el gran amor que sentía por el mar y las travesías y por sentirse sin patria propia, como los eternos marineros que vagan por el mundo) y se hacía atar al mástil de su barco durante las tormentas. Paseaba a diario durante ocho largas horas, llegando a extenuar a varias de sus damas de su séquito, entre ellas Ida Ferenczy o Marie Festetics. Además, adoraba viajar, nunca permaneciendo en el mismo lugar durante más de dos semanas. Disfrutó de la literatura, en especial de las obras de William Shakespeare, deFriedrich Hegel y de su poeta predilecto, Heinrich Heine. Por último, detestaba el ridículo protocolo de la corte imperial de Viena, de la que procuró permanecer alejada durante el mayor tiempo posible y hacia la que desarrolló una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa. La emperatriz se mantuvo, siempre que pudo, alejada de la vida pública. Fue una emperatriz ausente de su imperio, aunque no por ello menos pendiente de los asuntos de Estado. De hecho, fue la propia emperatriz una de las impulsoras de la coronación de Francisco José como rey de Hungría, hecho que se produjo finalmente en 1867.


El crimen de Mayerling




En 1889, la vida de la Emperatriz cambiaría radicalmente a causa de la muerte de su único hijo y de las circunstancias en que ocurrió. El príncipe Rodolfo, de 30 años, que padecía de ciertos trastornos psicológicos causados en parte por la estricta educación militar a la que fue sometido en su infancia, convenció a su amante, la joven baronesa María Vetsera, para que se quitase la vida junto a él. Sin embargo, se habló, y aún hoy en día se habla, de un complot contra Rodolfo. Por un lado, la hipótesis de un complot tejido por los servicios secretos austríacos, dadas las ideas radicales y liberales que el hijo del Emperador profesaba. Por otro lado, la hipótesis de un complot urdido por los servicios secretos franceses ante la negativa de Rodolfo a dar un golpe fatal a la política de su padre. Todo esto se fundamenta en los estudios sobre los cuerpos de los fallecidos. Ella, según dichos estudios, no murió del disparo en la cabeza, sino de una paliza previa. Él presentaba cortes en la cara y en varias partes del cuerpo, algo impropio de un suicidio, que se taparon con maquillaje antes de su funeral en Viena. A pesar de las hipótesis, la causa de su muerte es a día de hoy una incógnita.

Este episodio, que se conoce con el nombre de «el crimen de Mayerling» por ser Mayerling el nombre del refugio de caza donde ocurrió la tragedia, dejó marcado también al Emperador, que de la noche a la mañana se encontró sin un heredero que se hiciese cargo del vasto imperio austrohúngaro.
Tras la muerte de su hijo, la emperatriz abandonó Viena y adoptó el negro como único color para su vestimenta, a la par que su fobia a ser retratada incrementaba. Sólo unas pocas fotografías se conservan de fotógrafos con suerte que lograron congelarla en una imagen sin que ella lo advirtiera. Con el tiempo, se hizo extraño que la emperatriz visitase a su marido en Viena, pero, curiosamente, su correspondencia aumentó de frecuencia durante los últimos años, y la relación entre los esposos se fue convirtiendo en platónica y cariñosa.
Esta última etapa en la vida de la emperatriz estuvo marcada más que nunca por los viajes. Compró un barco de vapor al que llamó Miramar, y en él recorrió el mar Mediterráneo, siendo uno de sus lugares favoritos Cap Martin, en la Riviera francesa, donde el turismo se había hecho constante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. También pasaría algunas temporadas de verano en el lago de Ginebra en SuizaBad Ischl, en Austria, y en Corfú, donde construyó su palacio, elAchilleion, en honor de Aquiles, uno de sus héroes griegos preferidos. Además, visitó otros países como PortugalEspaña,MarruecosArgeliaMalta y GreciaTurquía y Egipto.

Asesinato y entierro


El 10 de septiembre de 1898, mientras paseaba por el lago Lemánde Ginebra con una de sus damas de compañía, la condesa Irma Sztaray, fue atacada por un anarquista italiano, Luigi Lucheni, que fingió tropezarse con ellas, aprovechando el desconcierto para deslizar un fino estilete en el corazón de la emperatriz. Al principio, Isabel no fue consciente de lo que había sucedido. Solamente al subir al barco que las estaba esperando comenzó a sentirse mal y a marearse. Cuando se desvaneció, su dama de compañía avisó al capitán del barco de la identidad de la dama y regresaron al puerto. Ella misma desabrochó el vestido de la emperatriz para que respirara mejor y, al hacerlo, vio una pequeña mancha de sangre sobre el pecho, causada por el estilete, que había provocado una mínima pérdida de sangre sobre el miocardio, suficiente para causar la muerte.

Luigi Lucheni estaba en realidad planeando un atentado contra el pretendiente al trono francés, un príncipe de la Casa de Orléans, pero, al leer en un periódico que la visita del príncipe francés había sido anulada y que la emperatriz se encontraba en la ciudad, decidió buscar en ella a la víctima perfecta para pasar a la posteridad. El cuerpo de la emperatriz fue trasladado a Viena entre el gran cortejo fúnebre que el protocolo dictaba, siendo sepultada en la Cripta Imperial oKaisergruft, en la iglesia de los Capuchinos, en vez de en su palacio en la isla griega de Corfú, el Achilleion, donde deseaba recibir sepultura realmente, tal como indicó en su testamento.


Distinciones honorificas
Ordre de la Croix étoilée autro-hongrois.jpg Soberana Gran Maestre de la Orden de la Cruz Estrellada (Imperio Austrohúngaro).
AUT Order of the Love of the Neighbour.svg Soberana Gran Maestre de la Orden del Amor al Prójimo (Imperio Austrohúngaro).
AUT Order of the Slaves of the Virtue BAR.svg Soberana Gran Maestre de la Orden de los Virtuosos (Imperio Austrohúngaro).
Ord.ElisabettaTeresa.PNG Protectora de la Orden de Isabel Teresa (Imperio Austrohúngaro).
Imperial Order of Saint Charles (Mexico) - ribbon bar.gif Dama Gran Cruz de la Imperial Orden de San Carlos (Segundo Imperio Mexicano).
Order of Queen Maria Luisa (Spain) - ribbon bar.png Dama de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa (Reino de España).
Golden Rose MNMA Cl2351 n1.jpg Rosa de Oro de la Cristiandad (Ciudad del Vaticano, 1868).

  • Influencia y Legado
Su imagen es actualmente un icono turístico de Austria; así, en el palacio Hofburg de Viena, que ella tanto detestaba, hay actualmente un museo en su honor. También es un icono turístico bávaro, región de origen de Isabel, con un museo en su localidad natal, Possenhofen. Uno de los más famosos valses de Johann Strauss, que lleva el nombre de Myrthen-Kränze Walzer, Op.154, fue estrenado en un cumpleaños de la soberana y ha pasado a la posteridad como una gran obra musical decimonónica. En su visita a la provincia de Alicante en 1894 estuvo enAlicante y Elche y allí al ver la famosa palmera de siete brazos del Palmeral exclamó que era digna de un imperio, por lo que recibió el nombre de "Palmera imperial". La escritora española Ángeles Caso ha escrito varios libros sobre la emperatriz, desmitificando la imagen que de ella se dio en el cine, y existen numerosas publicaciones sobre su vida en numerosos idiomas.

Filmografía

Es un personaje histórico muy conocido gracias al cine por la trilogia de películas austro-alemanas de los años 1950SissíSissí Emperatriz y El destino de Sissí, todas protagonizadas por la bella actriz vienesa Romy Schneider. Esta volvería a encarnar el personaje en el filme Ludwig II (1972) de Luchino Visconti. No obstante, la primera aparición cinematográfica sería en 1932 cuando la realizadora alemana Lotte Reiniger hizo un corto sobre la emperatriz. También fue interpretada porAva Gardner en Mayerling (1968).
AñoPelículaActriz
1955SissiRomy Schneider
1956Sissi EmperatrizRomy Schneider
1957El destino de SissiRomy Schneider
1968MayerlingAva Gardner
1972Ludwig IIRomy Schneider
1991Sissi, el beso del emperadorVanessa Wagner
1997La princesa Sissinota 2Dibujos animados
2004Sissi, l'impreratrice rebelleArielle Dombasle
2009Sissi, emperatriz de AustriaCristiana Capotondi
La editorial Bruguera lanzó en 1958 la revista para niñas Sissi, buscando rentabilizar el éxito del personaje cinematográfico.1
En 1998, con motivo del centenario de su muerte, se estrenó en Viena el musical Elisabeth, el cual se ha traducido a siete idiomas y estrenado en países como Alemania, Finlandia, Japón, Hungría, Países Bajos y Suecia. Sin lugar a dudas, el mayor éxito se ha dado en Japón, donde diferentes compañías del teatro Takarazuka lo llevan representando desde 1996 hasta la actualidad. También se estrenó en el 2012 en Corea del Sur contando con la participación de la estrella Xiah Junsu, con gran éxito y acogida.
En la serie austriaca Comisario Rex, hubo un episodio titulado Sissi, sobre una asesina que pretendía mimetizarse con ella.
https://www.youtube.com/watch?v=ZpirgepCxjk
https://www.youtube.com/watch?v=AcIdUNESsfI

http://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_de_Baviera

4.Victoria de Inglaterra

Victoria de Inglaterra (1819-1901)
Melville - Queen Victoria.jpg
Durante un tiempo pasó de todo. Fue una época en la que se llegó a pensar que había perdido la razón como su abuelo, el rey loco Jorge III. Refugiada en Osborne (Isla de Wight) y Balmoral (Escocia), tanto se obsesionó con un sirviente de las Highlands, John Brown, que llegaron a circular chismes sobre una supuesta relación de alcoba. Sea cierto o no, algunas de sus manías recuerdan a las de la española Juana la Loca: la inglesa mantuvo durante años la orden de que echaran agua en la palangana donde cada mañana se lavaba el difunto Alberto, cuyo batín rojo colocaba en su lado de la cama, en la que se tapaba con su abrigo.

Su maldición fue verse presa de un papel, un personaje que ella, en su fuero interno, nunca quiso desempeñar, aunque al final lo asumió con gran maestría. Nunca se quitó el luto, se convirtió en una abuela estricta y puritana, a la que, por ejemplo, escandalizaba la forma de vida de una Sissi que fumaba en público y que conoció en una escapada de ésta a la caza del zorro a Inglaterra. También cuidó de la triste Eugenia de Montijo, haciendo suya la desesperación de la emperatriz cuando se quedó viuda y perdió a su hijo.

Victoria murió en 1901, lo que afortunadamente le impidió ver la ejecución de su nieta, Alix de Hesse, la zarina Alejandra de Rusia, junto a su amado esposo Nicolás y sus cinco hijos a manos de los bolcheviques en 1918. Quizás la inteligente Victoria pudo sospechar en algún momento el destino trágico hacia el que se dirigía su nieta, el mismo que poco más de un siglo antes había tenido otra "reina maldita", María Antonieta de Francia.

¿Qué no dicen los periódicos y revistas hoy en día si las princesas europeas miran para otro lado, ajenas a la crisis, y llevan un tren de vida de lujo y derroche? El famoso y tan criticado viaje de caza a Botswana del Rey Juan Carlos I, por el que llegó a pedir perdón en la televisión, es "peccata minuta" en comparación con las fiestas que María Antonieta se montaba en Versalles y en el Trianon, o los numerosos palacios y yates de los que disfrutaban Alejandra y su esposo.

Ambas reinas han pasado a la historia como caprichosas, insensatas, derrochadoras... Y algo supersticiosas, a tenor de la relación de Alejandra con el monje Rasputín, al que atribuía poderes capaces de salvar a su hijo, el heredero Alexis, de una muerte más que segura a causa de la hemofilia. A la zarina se la criticó también por su gran influencia en el zar, que enamorado hasta la médula seguía sus consejos al pie de la letra en los asuntos de Estado. Unos consejos que visto después el trágico destino de toda la familia no iban muy allá.



Coat of Arms of the United Kingdom (1837-1952).svgVictoria del Reino Unido (LondresReino Unido24 de mayo de 1819 -Isla de Wight, Reino Unido, 22 de enero de 1901) fue reina del Reino Unidodesde la muerte de su tío paterno, Guillermo IV del Reino Unido, el 20 de junio de 1837, hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1901, mientras que como emperatriz de la India fue la primera en ostentar el título desde el 1 de enero de 1877 hasta su deceso.
Victoria era hija del príncipe Eduardoduque de Kent y Strathearn, cuarto hijo del rey Jorge III. Tanto el duque como el rey murieron en 1820, lo que provocó que Victoria fuera criada bajo la supervisión de su madre, la princesa alemana Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld. Heredó el trono a los dieciocho años, tras la muerte sin descendencia legítima de tres tíos paternos. El Reino Unido era ya en aquella época una monarquía constitucional establecida, en la que el soberano tenía relativamente pocos poderes políticos directos. En privado, Victoria intentó influir en el gobierno y en el nombramiento de ministros. En público, se convirtió en un icono nacional y en la figura que encarnaba el modelo de valores férreos y de moral personal típico de la época.
Se casó con su primo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha en 1840. Sus nueve hijos y veintiséis de sus cuarenta y dos nietos se casaron con otros miembros de la realeza o de la nobleza de Europa, uniendo a estas entre sí. Esto le valió el apodo de «abuela de Europa». Tras la muerte de Alberto en 1861, Victoria comenzó un luto riguroso durante el cual evitó aparecer en público. Como resultado de su aislamiento, elrepublicanismo ganó fuerza durante algún tiempo, pero en la segunda mitad de su reinado, su popularidad volvió a aumentar. Sus jubileos de oroy de diamante fueron muy celebrados.
Su reinado de 63 años y 7 meses ha sido el más largo en la historia delReino Unido y se le conoció como época victoriana. Fue un periodo de cambio industrial, cultural, político, científico y militar en el Reino Unido y estuvo marcado por la expansión del Imperio británico. Victoria fue la última monarca de la casa de Hannover. Su hijo y sucesor, Eduardo VII, pertenecía a la nueva casa de Sajonia-Coburgo-Gotha.
  • Antecedentes

En 1817 la princesa Carlota Augusta de Gales murió dando a luz a un hijo que nació muerto, provocando una crisis sucesoria en el Reino Unido.Carlota era la única hija del príncipe regente (el futuro Jorge IV, hijo mayor de Jorge III del Reino Unido, que actuaba como regente debido a la enfermedad de su padre) y de su esposa «repudiada» Carolina de Brunswick-Wolfenbüttel. El nacimiento fue visto como algo milagroso, ya que los padres alegaban no haber mantenido más de tres relaciones sexuales durante el matrimonio, por lo que el nacimiento de otro hijo del príncipe Jorge sería, como mínimo, improbable.
La línea de sucesión al trono británico se extinguió rápidamente: Jorge III tenía doce hijos, pero ningún nieto legítimo que pudiera heredar la corona. Sus cinco hijas estaban solteras o eran estériles y ninguno de sus hijos estaba casado, a excepción del segundo, Federico, que tampoco tenía hijos.Esto provocó una «carrera» por casarse por parte de los príncipes solteros. Su tercer hijo, Guillermo, se casó con la princesa Adelaida de Sajonia-Meiningen, de cuyo matrimonio nacieron dos hijas: Carlota (1819) e Isabel (1820), ambas muertas antes de cumplir dos años,y varios abortos espontáneos, el último de gemelos en 1821, por lo cual era probable que no tendrían más hijos.
El cuarto hijo de Jorge III, Eduardo, se casó con Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, viuda del duque de Leiningen —con el que había tenido dos hijos, Carlos y Feodora—, y hermana del viudo de Carlota, Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha. De este casamiento nació en 1819 una hija llamada Alejandrina Victoria. Tras las muertes sucesivas de las primas y del padre unos meses después y, ya en 1830, de Jorge IV, Victoria se convirtió en la heredera presunta al trono británico.

  • Nacimiento y familia

El padre de Victoria, el príncipe Eduardo, se casó con la princesa Victoria el 30 de mayo de 1818 en el palacio de Ehrenburg en Coburgo. Para que no hubiera dudas sobre la validez del matrimonio, se realizó una segunda ceremonia en Inglaterra, en el palacio de Kew, el 11 de junio de ese mismo año, el mismo día que el hermano mayor del príncipe, el también príncipe Guillermo, se casó con la princesa Adelaida de Sajonia-Meiningen.
El padre de la futura reina tenía bastantes deudas antes del matrimonio, pero su situación económica empezó a agravarse aún más: como Eduardo no estaba de acuerdo con las posturas políticas de su hermano, el príncipe regente, este se negó a ayudarlo y, por eso, los padres de Victoria tuvieron que irse de Inglaterra y empezaron a vivir en Alemania.Pocas semanas después, Victoria supo que estaba embarazada y el duque se dio cuenta de la importancia que tenía el hecho de que el niño naciera en Inglaterra. Por eso, con la ayuda de algunos amigos, consiguió reunir el dinero suficiente para el viaje cuando la duquesa estaba embarazada de siete meses. Llegaron a su destino el 24 de abril de 1819 y se instalaron en el palacio de Kensington. Allí nació la futura reina Victoria justo un mes después, el 24 de mayo a las 4:15.
Victoria fue bautizada en la Sala de la Cúpula del palacio de Kensington el 24 de junio del mismo año por Charles Manners-Suttonarzobispo de Canterbury. Sus padrinos fueron el zar Alejandro I de Rusia —representado en la ceremonia por su tío, Federico de York—; su tío Jorge, futuro Jorge IV; su tía, Carlota de Gran Bretaña —representada por la princesaAugusta Sofía del Reino Unido— y la abuela materna de Victoria, la duquesa Augusta —representada por la princesa María—. Sus padres quisieron llamarla Victoria Jorgina Alejandrina Carlota Augusta, pero el príncipe regente —y hermano mayor del duque— insistió en que tres de los nombres desaparecieran. Acabó siendo bautizada únicamente como Alejandrina Victoria, en honor al zar Alejandro I y a su madre.
Victoria se encontraba en el quinto lugar en la línea de sucesión, después del padre y de los tres hermanos mayores de este. El príncipe regente estaba separado de su mujer, y la esposa del duque de York, la princesa Federica Carlota de Prusia, tenía 52 años, por lo que no había muchas posibilidades de que los dos hijos mayores tuvieran herederos. Las dos hijas del duque de Clarence murieron antes de cumplir los dos años. El abuelo y el padre de Victoria murieron en 1820 con solo una semana de diferencia y el duque de York murió en 1827. Tras la muerte del rey Jorge IV en 1830, Victoria se convirtió en heredera presunta de su tío Guillermo IV. El Acta de Regencia de 1830 incluía una cláusula especial que convertiría a la duquesa de Kent y madre de Victoria en regente si Guillermo moría antes de que Victoria cumpliera 18 años. El rey Guillermo desconfiaba de la capacidad de la duquesa para ser regente y, en 1836, declaró en su presencia que quería vivir hasta ver a Victoria cumplir 18 para evitar una regencia.
  • Heredera al trono

Victoria describiría más tarde su infancia como «bastante melancólica».Su madre era muy protectora, por lo que tuvo una educación aislada, lejos de otros niños de su edad, siguiendo el llamado «sistema Kensington», un conjunto de reglas y protocolos elaborados por la duquesa y su ambicioso y dominante mayordomo, sir John Conroy, que según algunos rumores era amante de la duquesa.El sistema le impedía encontrarse con personas que su madre y Conroy consideraran indeseables —un grupo que incluía gran parte de la familia de su padre— y tenía como objetivo volverla débil y dependiente de ellos. La duquesa evitaba la corte, pues le chocaba que allí hubiera hijos ilegítimos del rey, y también para mostrar la moralidad de Victoria al insistir en el hecho de que su hija evitase toda forma de indecencia sexual. Victoria compartía cuarto con su madre, estudiaba con tutores privados de acuerdo con un horario reglado y pasaba las horas de ocio jugando con sus muñecas y su toy spaniel inglés, llamado Dash.Aprendió francés,alemánitaliano y latín,pero hablaba inglés en casa.
En 1830 la duquesa de Kent y Conroy llevaron a Victoria al centro de Inglaterra para visitar Malvern Hills, deteniéndose en varios pueblos y en casas de campo por el camino. Entre 1832 y 1835 realizaron viajes semejantes. Para gran irritación del rey Guillermo, Victoria fue recibida con mucho entusiasmo en todos los lugares.Guillermo consideró que esos viajes reflejaban una ambición de realeza y temía que se empezara a ver a Victoria como una rival en vez de como una heredera.A Victoria no le gustaban esos viajes: las constantes apariciones públicas la dejaban muy cansada y tenía poco tiempo para relajarse. La princesa acabaría oponiéndose a esto, y argumentaría que no le gustaban al rey, pero su madre ignoró sus quejas por celos y la obligó a continuar. Mientras estaba en Ramsgate, en octubre de 1835, Victoria cogió una fuerte fiebre, pero Conroy lo ignoró y afirmó que sus quejas eran fantasías infantiles. Mientras Victoria estaba enferma, Conroy y la duquesa intentaron que nombrara a Conroy su secretario privado, pero la princesa se negó.Durante su adolescencia, Victoria resistió a los persistentes intentos por parte de su madre y de Conroy para que este fuera su secretario. Cuando llegó a reina, acabó finalmente por apartarlo de su presencia, pero Conroy se mantuvo en la casa de su madre
En 1836 el hermano de la duquesa, Leopoldo, que se había convertido en rey de Bélgica en 1831, empezó a hacer planes para casar a su sobrina Victoria con su sobrino Alberto.Leopoldo, la madre de Victoria y el padre de Alberto (el duque Ernesto I de Sajonia-Coburgo-Gotha) eran hermanos. Leopoldo convenció a su hermana para invitar a los parientes de Coburgo para que la visitaran en mayo de 1836, con el objetivo de presentar a Alberto a Victoria.Sin embargo, Guillermo IV no aprobaba ningún tipo de unión de los miembros de su familia con los Coburgo y hubiera preferido que su sobrina se hubiera casado con el príncipe Alejandro de los Países Bajos, segundo hijo de Guillermo II de los Países Bajos. Victoria sabía de la existencia de estos planes y daba su opinión sobre los príncipes elegibles que le presentaban.Según su diario, a Victoria siempre le gustó la compañía de Alberto. Al final de la visita, escribió: «[Alberto] es extremadamente guapo, su pelo es del mismo color que el mío, sus ojos son grandes y azules y tiene una nariz bonita y una boca muy dulce con unos buenos dientes. Pero el encanto de su cara reside en su expresión, que es muy agradable».Por otra parte, encontraba a Alejandro «demasiado simple».
Victoria le escribió a su tío Leopoldo, a quien siempre consideró su «mejor y más amable consejero», para agradecerle la «expectativa de gran felicidad para la cual ha contribuido la persona del querido Alberto (...) él tiene todas las cualidades deseables para hacerme totalmente feliz. Es tan sensible, tan amable y tan amoroso. Además, tiene el exterior más agradable y encantador que he conocido». Sin embargo, con 17 años y a pesar de estar muy interesada en Alberto, Victoria no estaba lista para casarse. Ambas partes no avanzaron hacia un compromiso formal, pero asumieron que su unión ocurriría con el tiempo.
  • Primeros años de reinado

Victoria cumplió 18 años el 24 de mayo de 1837, por lo que se evitó así una regencia. El 20 de junio de 1837 Guillermo IV murió con 72 años, y Victoria se convirtió en reina del Reino Unido. En su diario escribió: «Mamá me levantó a las seis de la mañana y me dijo que el arzobispo de Canterbury y Conyngham estaban aquí y querían verme. Salí de la cama y fui a mi sala de espera (vestida solo con mi camisón), sola, y los vi. Conyngham me avisó de que mi pobre tío, el rey, ya no existía y que había dado su último suspiro doce minutos después de las dos de la mañana y que, por consiguiente, soy reina».Los documentos oficiales de su primer día de reinado se referían a ella como Alejandrina Victoria, pero su primer nombre fue retirado a petición de la reina y nunca volvió a ser usado.
Debido a que la Ley Sálica imperaba en Hanóver, este trono pasó a su tío menor, el duque de Cumberland, terminando así la unión entre el Reino Unido y Hanóver existente desde 1714. Mientras la joven reina no tuvo hijos, el duque de Cumberland fue el heredero presunto del trono.
El primer ministro whiglord Melbourne, ejerció desde el comienzo una poderosa influencia sobre la políticamente inexperta soberana, quien acudía a él constantemente por consejos y ayuda.Charles Greville creía que al viudo Melbourne, que nunca había tenido hijos, «ella le caía muy bien y la quería como a una hija si hubiera tenido alguna», y es probable que Victoria lo viera como una figura paterna. Su coronación se realizó el 28 de junio de 1838 y Victoria se convirtió en la primera soberana en residir en el palacio de Buckingham. Heredó las propiedades de los ducados de Lancaster y Cornualles y empezó a recibir 385 000 libras al año. Al ser prudente a nivel financiero, consiguió pagar las deudas de su padre.
Al principio del reinado, Victoria fue muy popular. Sin embargo, su reputación sufrió un duro revés debido a una intriga en la corte en 1839, cuando la barriga de una de las damas de compañía de su madre, Flora Hastings, empezó a crecer de forma anormal, creando rumores de que se había quedado embarazada, fuera del matrimonio, de John Conroy.Victoria creyó en los rumores; odiaba a Conroy y despreciaba a «aquella odiosa lady Flora», ya que esta había conspirado con Conroy y la duquesa de Kent en el sistema Kensington. Al principio, lady Flora se negó a someterse a un examen médico desnuda, pero a mediados de febrero finalmente cedió y se descubrió que aún era virgen.Conroy, la familia Hastings y los conservadores organizaron una campaña de prensa afirmando que la reina había ayudado a extender rumores falsos sobre lady Flora.Cuando lady Flora murió en julio, la autopsia reveló que tenía un gran tumor en el hígado y que esa había sido la causa del crecimiento de la barriga.En apariciones públicas, a Victoria le silbaban y le llamaban «Mrs. Melbourne».
En 1839 Melbourne dimitió, cuando los radicales y conservadores —Victoria odiaba a ambos partidos— votaron contra una ley que suspendía la constitución de Jamaica, la cual retiraba el poder político a los dueños de las plantaciones que se estaban resistiendo a la abolición de la esclavitud.
La reina pidió a Robert Peel que formara gobierno, pero pronto entró en disputas con este debido a la Crisis de las Damas de Cámara. Por aquel entonces, la conformación de la corte real estaba regida por el sistema de patronazgo —es decir, el primer ministro escogía a los miembros que servirían a la reina entre sus partidarios—; muchas de las damas de cámara de la reina eran esposas de whigs, y sir Robert Peel exigía que fueran reemplazadas por esposas de tories. Victoria, aconsejada por Melbourne, se negó rotundamente a destituir a las damas de sus cargos, pues las había llegado a considerar amigas muy cercanas. Peel sentía que no podía gobernar bajo las restricciones impuestas por la reina y finalmente renunció al cargo de primer ministro, dejándole el camino libre a Melbourne para retornar al poder
  • Matrimonio

Matrimonio


A pesar de ser reina, Victoria seguía viviendo con su madre, con la que no se llevaba bien debido al sistema Kensington y a su dependencia continua de Conroy, simplemente por estar soltera. Su madre vivía en aposentos alejados en el palacio de Buckingham y Victoria se negaba a verla muchas veces. Cuando la reina se quejó a Melbourne de que la proximidad de la madre había supuesto un «tormento durante muchos años», este simpatizó con ella y le dijo que eso se podía evitar con una boda, algo a lo que Victoria llamó la «alternativa chocante». Estaba interesada en la educación que Alberto estaba recibiendo para preparar su futuro papel de marido, pero se resistió a acelerar el matrimonio.

Victoria siguió elogiando a Alberto tras su segunda visita a Inglaterra en octubre de 1839. Alberto y Victoria se gustaban y la reina le pidió matrimonio el 15 de octubre de 1839, solo cinco días después de su llegada a Windsor. Se casaron el 10 de febrero de 1840 en la capilla real del palacio de St. James, en Londres. Victoria estaba totalmente enamorada. Se pasó la primera noche de casada con dolor de cabeza, pero escribió en su diario:
NUNCA, NUNCA he pasado una noche así. MI QUERIDO, QUERIDO, QUERIDO Alberto [...] con su gran amor y afecto me ha hecho sentir que estoy en un paraíso de amor y felicidad, algo que nunca esperaba sentir. Me cogió en sus brazos y nos besamos una y otra vez. Su belleza, su dulzura y su amabilidad —nunca podré agradecer suficientes veces tener un marido así— [...] que me llama con nombres tiernos como nunca antes me han llamado ha sido una increíble bendición. Este ha sido el día más feliz de mi vida.
Victoria I del Reino Unido
Alberto se convirtió en un consejero político importante, así como en el compañero de la reina, y sustituyó a lord Melbourne como la figura dominante e influyente en la primera mitad de su vida. La madre de Victoria tuvo que abandonar el palacio y fue enviada a Ingestre en Belgrave Square. Tras la muerte de la princesa Augusta Sofía del Reino Unido en 1840, la madre recibió las casas de Clarence y Frogmore. Con la ayuda de Alberto, la relación entre madre e hija empezó a mejorar poco a poco.
El 10 de junio de 1840, poco después de la boda y con Victoria embarazada de su primer hijo, un joven llamado Edward Oxfordde 18 años de edad, intentó asesinarla cuando estaba en un carruaje acompañada por el príncipe Alberto camino de casa de la madre.Oxford disparó dos veces, pero ambas balas fallaron. Fue juzgado por alta traición y considerado culpable, aunque después fue liberado por considerar que estaba loco. Tras el incidente, la popularidad de Victoria aumentó y se olvidó la anterior crisis. Su primera hija, que también se llamó Victoria, nació el 21 de noviembre de 1840. La reina odiaba estar embarazada, pensaba que dar el pecho era asqueroso y creía que los recién nacidos eran feos. Aun así, tendría ocho hijos más con Alberto.
La casa de Victoria estaba regida por la que había sido su institutriz durante la infancia, la baronesa Louise Lehzen. Lehzen había sido una gran influencia para Victoria y la había apoyado contra el sistema Kensington. Sin embargo, Alberto creía que Lehzen era una incompetente y que su desgobierno amenazaba la salud de su hija. Tras una discusión entre Victoria y Alberto, Lehzen fue jubilada y su relación tan cercana con Victoria acabó.

Descendencia

NombreFecha de nacimientoFecha de defunciónConsorte (fechas de nacimiento y muerte) e hijos
Vicky.jpgVictoria21 de noviembre de
1840
5 de agosto de
1901
Casada en 1858 (25 de enero),
Príncipe heredero Federico de Prusia (1831–1888),
futuro Federico III de Alemania
con descendencia
(entre otros, Guillermo II de Alemania
Sofía de Prusia, reina de Grecia).
Prince of Wales00.jpgEduardo VII9 de noviembre de
1841
6 de mayo de
1910
Casado en 1863 (10 de marzo),
Alejandra de Dinamarca (1844–1925);
con descendencia
(entre otros Jorge V del Reino Unido
Maud de Gales, reina de Noruega).
Alice do reino unido.jpgAlicia25 de abril de
1843
14 de diciembre de
1878
Casada en 1862 (1 de julio),
Luis IV de Hesse-Darmstadt;
con descendencia
(entre otros, Alejandra Fiódorovna Románova, última emperatriz de Rusia).
AlfredEdimbourg.jpgAlfredo6 de agosto de
1844
31 de julio de
1900
Casado en 1874 (23 de enero),
María Alexandrovna de Rusia;
con descendencia
(entre otros, María de Sajonia-Coburgo-Gotha, reina de Rumanía).
HelenaSaxeCobourgGotha.jpgElena25 de mayo de
1846
9 de junio de
1923
Casada en 1866 (5 de julio),
Cristián de Schleswig-Holstein;
con descendencia
Princess Louise Downey copy.jpgLuisa18 de marzo de
1848
3 de diciembre de
1939
Casada en 1871 (21 de marzo),
John George Campbell;
sin descendencia
ArthurDkCnnght.jpgArturo1 de mayo de
1850
16 de enero de
1942
Casado en 1879 (13 de marzo),
Luisa Margarita de Prusia (1860–1917);
con descendencia (entre otros, Margarita de Connaught, princesa heredera de Suecia).
Prince Leopold (edited).jpgLeopoldo7 de abril de
1853
28 de marzo
1884
Casado en 1882 (27 de abril),
Elena de Waldeck-Pyrmont;
con descendencia (entre otros, Carlos Eduardo, duque de Sajonia-Coburgo-Gotha).
Princess Beatrice Downey.jpgBeatriz14 de abril de
1857
26 de octubre de
1944
Casada en 1885 (23 de julio),
Enrique de Battenberg;
con descendencia
(entre otros, Victoria Eugenia de Battenberg, reina de España).

Hemofilia[editar]

Uno de los hijos de Victoria, el segundo menor, Leopoldo, fue el primer descendiente de Victoria que padeció hemofilia B y dos de sus cinco hijas, Alicia y Beatriz, descubrieron, después de tener hijos, que eran portadoras del gen defectuoso. Entre los descendientes reales que padecieron esta enfermedad se encuentran sus bisnietos, el zarevich Alejo Nikoláyevich de RusiaAlfonso de Borbón y Battenberg y el infante Gonzalo de Borbón y Battenberg. La presencia de esta enfermedad en los descendientes de la reina, pero no así en sus antepasados, ha llevado a especulaciones que afirman que el verdadero padre de Victoria no era el duque de Kent, sino un hemofílico. No existe ninguna prueba documentada de la presencia de hemofílicos en la familia de la madre de Victoria. Es más probable que haya habido una mutación espontánea, ya que el padre de Victoria era bastante mayor cuando la concibió y la hemofilia aparece con mayor frecuencia en niños nacidos de padres mayores. Cerca del 30 % de los casos de hemofilia aparecen por mutaciones espontáneas.
  • Años de juventud

El 29 de mayo de 1842 Victoria estaba en un carruaje en la zona de The Mall en Londres cuando John Francis le apuntó con una pistola, pero no disparó. El día siguiente Victoria fue por el mismo camino, pero más deprisa y con más seguridad en un intento premeditado de provocar a Francis para que disparara nuevamente y, así, ser pillado in fraganti. Como se esperaba, Francis disparó pero fue atrapado por un policía vestido de paisano y condenado por alta traición. El 3 de julio, dos días después de que la sentencia de muerte de Francis fuera conmutada por el exilio a las colonias inglesas durante el resto de su vida, otro hombre, John William Bean, apuntó con una pistola a la reina, pero el arma solo estaba cargada con papel y tabaco. Bean fue condenado a 18 meses de cárcel. En 1849 hubo un ataque similar, esta vez llevado a cabo por el irlandés William Hamilton, que disparó una pistola cargada con pólvora contra el carruaje de Victoria cuando esta pasaba porConstitution Hill en Londres. En 1850 la reina fue herida al ser atacada por Robert Pate, un antiguo oficial del ejército, posiblemente loco. Mientras Victoria estaba en el carruaje, Pate la alcanzó con una bengala, destruyendo el sombrero y dejándole manchas negras en la cara. Tanto Hamilton como Pate fueron condenados a pasar siete años en las colonias británicas.
El apoyo que Melbourne tenía en el parlamento se debilitó a lo largo de los años de reinado de Victoria y, en las elecciones de 1841, los whigs salieron derrotados. Robert Peel se convirtió en el nuevo primer ministro y las damas de compañía que estaban relacionadas con los conservadores fueron sustituidas.
En 1845 Irlanda fue golpeada por la devastación de los cultivos de patata;en cuatro años, esta plaga costó las vidas de un millón de irlandeses y la emigración de otro millón.En respuesta a la llamada Hambre de la Patata Irlandesa (An Gorta Mor), la reina donó personalmente 2000 £, una cuantía superior a cualquier donación hecha por un solo individuo, y apoyó el crédito Maynooth a un seminario católico en Irlanda, a pesar de la oposición por parte de los protestantes.Sin embargo, Victoria fue conocida como la «reina del Hambre». De hecho, a finales del siglo XIX se contaban historias falsas que decían que donaba apenas 5 £ para aliviar el hambre y que era la misma cantidad que donaba para un refugio de animales.
El gobierno de Peel se vio pronto envuelto en una crisis debido a las Leyes del Grano. Muchos tories —para entonces conocidos también como conservadores— se opusieron a la abrogación, pero algunos de ellos y la mayoría de los whigs la apoyaron. Peel dimitió en 1846, después de que la abrogación fuera aprobada por un estrecho margen, y fue substituido por lord John Russell.
A nivel internacional, Victoria se centró en la mejora de la relaciones entre Francia y el Reino Unido. Visitó y recibió muchas veces a la familia real francesa, los Orleans, algunos de los cuales eran parientes de los Coburgo por matrimonio. En 1843 y 1845, Victoria y Alberto se hospedaron en el castillo de Eu con el rey Luis Felipe I de Francia. Victoria fue la primera monarca británica en visitar a un monarca francés desde el encuentro en el Campo de la tela de oro en 1520. Cuando Luis Felipe los visitó en 1844, se convirtió igualmente en el primer soberano francés en visitar a un soberano británico.Luis Felipe fue depuesto por la revolución de 1848 y partió al exilio a Inglaterra. En el punto más álgido de la ola revolucionaria en el Reino Unido en abril de 1848, Victoria y su familia cambiaron Londres por la seguridad de Osborne House, una propiedad privada en la isla de Wightque la reina había comprado en 1845 y reformado.Las manifestaciones de los cartistas y de los nacionalistas irlandeses no consiguieron apoyos a nivel nacional y las perturbaciones se diluyeron sin mayores problemas. La primera visita de la reina a Irlanda en 1849 fue un éxito, pero no tuvo ningún impacto duradero en el crecimiento del nacionalismo irlandés.
El gobierno de Russell, aunque whig, no fue favorecido por la reina. Particularmente ofensivo para Victoria era el ministro de Asuntos Exteriores, lord Palmerston, que actuaba a menudo sin consultar al Gabinete, al primer ministro o a la reina.En 1849, Victoria introdujo en el parlamento una queja, apoyada por Russell, alegando que Palmerston había enviado despachos oficiales a los líderes extranjeros sin su consentimiento, pero este continuó en su puesto y siguió actuando por iniciativa propia, a pesar de las repetidas llamadas de atención de la reina. No fue hasta 1851 que Palmerston fue relevado de su cargo; en aquella ocasión había anunciado la aprobación del Gobierno británico al golpe de Estado del presidente Luis-Napoleón Bonaparte en Francia sin consultar previamente al primer ministro.El año siguiente, el presidente Bonaparte se convirtió en el emperador Napoleón III, cuando la administración Russell había sido sustituida por el gobierno minoritario de corta duración liderado por Edward Smith-Stanley, 14º conde de Derby.
En 1853 Victoria dio a luz a su octavo hijo, Leopoldo, con la ayuda de un nuevo anestésico, el cloroformo. Victoria quedó tan impresionada con el alivio que lo volvió a usar en 1857 en el parto de su última hija, Beatriz, a pesar de que muchos miembros del clero se opusieron al considerar que iba en contra de las enseñanzas de la Biblia y de que algunos miembros de la comunidad médica lo consideraran un medicamento muy peligroso. Victoria pudo haber sufrido depresión postparto tras muchos de sus embarazos. Existen cartas escritas por Alberto a Victoria donde se quejaba de su falta de autocontrol: por ejemplo, cerca de un mes después del nacimiento de Leopoldo, Alberto se quejó por carta de la «histeria continua» que padecía Victoria debido a «cualquier asunto sin importancia»
A principios de 1855 el gobierno de Aberdeen, que había sustituido al de Derby, fue criticado por el mal uso de las tropas británicas durante la Guerra de Crimea y cayó. Victoria habló con Derby y Russell para formar un nuevo gobierno, pero ninguno de los dos tuvo apoyo suficiente y Victoria tuvo que nombrar a Palmerston como nuevo primer ministro.
Napoleón III, que desde la guerra de Crimea se había convertido en el mayor aliado británico,108 visitó Londres en abril de 1855 y entre el 17 y el 28 de agosto de ese mismo año, Victoria y Alberto le devolvieron la visita. Napoleón se encontró con la pareja en Dunkerque y los acompañó a París. Visitaron la Exposición Universal(sucesora de la Gran Exposición organizada por el príncipe Alberto en Londres en 1851) y la sepultura de Napoleón en Los Inválidos (en la cual habían sido colocados sus restos mortales en 1840), y fueron invitados de honor en un baile con 1200 invitados en el palacio de Versalles.
El 14 de enero de 1858 un refugiado italiano que vivía en Gran Bretaña intentó asesinar a Napoleón III con una bomba fabricada en Inglaterra. Esto provocó una crisis diplomática que desestabilizó el gobierno e hizo que Palmerston dimitiese. Derby volvió a ser primer ministro.Victoria y Alberto estuvieron presentes en la apertura de una nueva base en el puerto militar francés de Cherburgo el 5 de agosto de 1858, un intento por parte de Napoleón para asegurar a Gran Bretaña que su armamento estaba dirigido hacia otro lugar. Cuando regresó a Inglaterra, Victoria escribió a Derby y le reprendió por el débil estado de la marina real británica en comparación con la francesa.
Once días después del intento de asesinato en Francia, la hija mayor de Victoria se casó con el príncipe Federico de Prusia en Londres. Estaban prometidos desde 1855, cuando la princesa real solo contaba con 14 años. El matrimonio fue atrasado por la reina y por el príncipe hasta que esta cumpliera 17. La reina y el príncipe Alberto esperaban que su hija y su yerno fueran responsables de la liberalización del creciente reino prusiano. Victoria sintió «un dolor en el corazón» al ver a su hija dejar Inglaterra para vivir en Alemania. «Haz que me arrepienta», le escribió en una de sus frecuentes cartas, «cuando veo a tus hermanas, tan dulces, tan felices y pienso que las voy a tener que dejar marchar una a una».Casi un año después, la princesa Victoria dio a luz al primer nieto de la reina Victoria, el futuro káiser Guillermo II de Alemania.
  • Viudez

En marzo de 1861, la madre de Victoria murió a su lado. Cuando leyó los documentos que le dejó, Victoria comprendió que su madre la había querido profundamente. La reina se quedó destrozada y culpó a Conroy y a Lehzen por haberla alejado de ella «maliciosamente».Para distraer a su esposa durante este periodo de sufrimiento intenso, Alberto la sustituyó en la mayoría de sus deberes a pesar de que él tenía problemas crónicos en el estómago. En agosto, Victoria y Alberto visitaron a su hijo, el príncipe Eduardo de Gales, que estaba participando en unas maniobras del ejército enDublín, y pasaron algunos días en Killarney. En noviembre, Alberto supo de la existencia de unos rumores de que Eduardo había dormido con una actriz en Irlanda. Horrorizado, fue hasta Cambridge, donde su hijo estaba estudiando, y se encaró con él. A principios de diciembre Alberto estaba muy enfermo, y el doctor William Jenner le diagnosticó fiebre tifoidea. Murió el 14 de diciembre de 1861. La pérdida de quien fuera su compañero, amigo y consejero devastó a Victoria, que mantuvo desde entonces un estado semipermanente de luto y usó el color negro en sus vestidos para el resto de su vida. Evitó las apariciones públicas y rara vez puso los pies en Londres durante los años siguientes, por lo que se ganó con ello el apodo de la «Viuda de Windsor». Victoria consideró a su hijo, el príncipe de Gales, joven indiscreto y frívolo, culpable de la muerte de su padre.
El aislamiento de Victoria del público disminuyó en gran medida la popularidad de la monarquía, e incluso animó el crecimiento del movimiento republicano.Aunque cumplió sus deberes oficiales, no participó activamente en el gobierno, y permaneció confinada en sus residencias reales, como Balmoral en Escocia —que Alberto había comprado en 1847—,Windsor y Osborne House, en la isla de Wight. En marzo de 1864 un hombre colocó un cartel en las balaustradas delpalacio de Buckingham en el que decía: «esta propiedad está a la venta debido a la quiebra del negocio del antiguo ocupante». Su tío Leopoldo le escribió para aconsejarle que apareciera en público. La reina estuvo de acuerdo en aparecer en los jardines de la sociedad real de horticultura en Kensington y dar un paseo en un carro abierto por Londres.
A lo largo de la década de 1860, Victoria comenzó a confiar cada vez más en un criado escocés, John Brown; se ha llegado a alegar que entre ellos hubo una relación romántica e incluso un matrimonio secreto, y algunos periódicos empezaron a llamarla «Mrs. Brown». Existe también un cuadro de Edwin Landseer que muestra a la reina y a Brown, y que se encuentra expuesto en la Royal Academy. Victoria publicó un libro llamado Leaves from the Journal of Our Life in the Highlands, que habla mucho de Brown, y en el que la reina elogia en gran medida a su criado.
Entretanto, una de las piezas más importantes de la legislación del siglo XIX —el Acta de Reformas de 1867— fue aprobada por el parlamento. Esta reforma, que fue apoyada por la reina, duplicaba el número de electores y extendía el derecho al voto a diversos trabajadores urbanos, pero no a las mujeres.Lord Palmerston se había opuesto totalmente a la reforma electoral, pero su ministerio terminó con su muerte en 1865. Lord Derby asumió el cargo, siendo sucedido por Russell. Luego, Derby volvió a ocupar el cargo de primer ministro,y durante su ministerio se aprobó el Acta de Reforma. En 1866 Victoria estuvo presente en la primera sesión del parlamento por primera vez desde la muerte de Alberto. En 1868 Derby dimitió y fue sustituido por el conservador Benjamin Disraeli —posteriormente primer conde de Beaconsfield—, que encantó a la reina: «a todo el mundo le gustan los elogios», decía, «pero cuando una persona entra en contacto con la realeza, debe tomarlos con pinzas».Siempre saludaba a la reina con la frase «we authors, Ma'am» y la elogiaba. Sin embargo, su gobierno apenas duró unos meses y fue sustituido por su rival liberal William Ewart Gladstone. Se hicieron famosos los desacuerdos de Gladstone con Victoria y Disraeli durante su carrera política. Ella comentó una vez que cuando él se le dirigía era como si estuvieran en una reunión pública
En 1870 el sentimiento republicano británico alcanzó un punto álgido, alimentado por el aislamiento de Victoria y por la creación de la Tercera República Francesa.Se realizó un mitin republicano en Trafalgar Square donde se exigió la abdicación de Victoria, y varios miembros radicales del gobierno la criticaron. Entre agosto y septiembre de 1871 la reina estaba gravemente enferma debido a un absceso en el brazo, que Joseph Lister consiguió tratar con éxito gracias a su nuevo spray de ácido carbólico antiséptico. A finales de noviembre de 1871, en el punto más alto del movimiento republicano, el príncipe de Gales contrajo fiebre tifoidea, la misma enfermedad que había matado a su padre, y Victoria temió por la muerte de su hijo.A medida que se acercaba el décimo aniversario de la muerte de su marido, la salud de Eduardo parecía no dar señales de mejora y la preocupación de Victoria continuó. Para alegría de todos, Eduardo sobrevivió. Madre e hijo estuvieron presentes en un acto público en Londres y en un gran servicio de acción de gracias en la catedral de San Pablo el 27 de febrero de 1872. El sentimiento republicano empezó a decaer.
El último día de febrero de 1872, dos días después del servicio de acción de gracias, Arthur O'Connor —sobrino nieto de un diputado irlandés— apuntó con una pistola sin balas al carruaje abierto de Victoria cuando esta atravesaba los portones del palacio de Buckingham. Brown, que estaba al lado de la reina, lo atrapó, y el pistolero fue condenado a doce meses de cárcel. Gracias a este incidente, la popularidad de la reina aumentó aún más
  • Emperatriz de la India

Tras la rebelión de los cipayos en 1857, la Compañía Británica de las Indias Orientales, que había gobernado gran parte de la India, fue disuelta, y las posesiones y protectorados británicos fueron incorporados formalmente al Imperio británico. La reina tenía una visión relativamente neutral sobre el conflicto y condenó las atrocidades cometidas por ambos bandos. Escribió sobre su «sentimiento de horror y arrepentimiento por el resultado de esta guerra civil sangrienta»,e insistió, incentivada por Alberto, que debía anunciar que la proclamación oficial afirmando la transferencia de poder de la compañía al Estado «debía mostrar un sentimiento de generosidad, benevolencia y tolerancia religiosa». Por orden de la reina, una referencia que amenazaba la «disminución de la religiones nativas y de sus costumbres» fue sustituida por un pasaje que garantizaba la libertad religiosa
En las elecciones de 1874 Disraeli volvió al poder, y su gobierno aprobó una ley de regulación de culto público que retiraba los rituales católicos de la liturgia anglicana, ley que Victoria apoyó: la reina prefería misas cortas y sencillas, y le gustaba más la doctrina de la iglesia presbiteriana escocesa que la inglesa. Fue este primer ministro el que aprobó la ley que confería a la reina el título de «emperatriz de la India» el 1 de mayo de 1876.El nuevo título fue proclamado en el Delhi Durbar el 1 de enero de 1877.
El 14 de diciembre de 1878, aniversario de la muerte de Alberto, la segunda hija de Victoria, la princesa Alicia, que se había casado con el gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt, murió de difteria en Darmstadt. Victoria encontró la coincidencia de las fechas «casi increíble y muy misteriosa».En mayo de 1879 se convirtió en bisabuela por primera vez debido al nacimiento de la princesa Feodora de Sajonia-Meiningen, hija de su nieta Carlota de Prusia.
Entre abril de 1877 y febrero de 1878 Victoria amenazó con abdicar del trono cinco veces para presionar a Disraeli a condenar al Imperio ruso por sus acciones en la guerra ruso-turca, pero sus amenazas no tuvieron ningún impacto ni acabaron con el Congreso de Berlín. La política exterior expansionista de Disraeli, que Victoria apoyaba, inició conflictos como la guerra anglo-zulú y la segunda guerra anglo-afgana. «Si queremos mantener nuestra posición como gran potencia», escribió la reina, «tenemos que estar preparados para ataques y guerras en un lugar u otro CONTINUAMENTE». Victoria veía la expansión del Imperio británico como civilizadora y beneficiosa, ya que protegía a los pueblos nativos de las potencias más agresivas o de gobernantes crueles: «no es costumbre nuestra anexionar países», dijo, «a no ser que nos veamos obligados o forzados a hacerlo».Para desaliento de Victoria, Disraeli perdió las elecciones de 1880 y Gladstone volvió al poder como primer ministro. Cuando Disraeli murió al año siguiente, Victoria lloró y mandó colocar una placa en su sepultura en la que se podía leer: «colocada por su muy grata soberana y amiga, Victoria, R.I.»
  • Ultimos años

El 2 de marzo de 1882 Roderick Maclean, un reconocido poeta que se sentía ofendido porque Victoria se había negado a leer uno de sus poemas, disparó contra la reina cuando su carruaje estaba saliendo de la estación de trenes de Windsor. Dos estudiantes del colegio Eton le golpearon con sus paraguas hasta que el poeta fue detenido por la policía.Victoria se enfureció cuando se enteró de que Maclean quedó en libertad por locura,pero se alegró con las demostraciones de lealtad después del ataque, y llegó a afirmar que «ha valido la pena ser disparada solo para ver cómo se me quiere»
El 17 de marzo de 1883 Victoria se cayó por las escaleras en Windsor, lo que provocó que estuviera en una silla de ruedas hasta julio. La reina nunca se recuperó completamente de la caída y sufrió reumatismo hasta el fin de sus días.John Brown murió días después del accidente y, para consternación de su secretario privado, Henry Ponsonby, la reina empezó a trabajar en una biografía laudatoria de su fiel criado. Ponsonby y Randall Davidson, decano de Windsor, que habían visto los primeros esbozos, le aconsejaron a Victoria que no publicara el trabajo, ya que podría causar rumores de que los dos habían tenido una relación amorosa. El manuscrito fue destruido. A principios de 1884 Victoria publicó el libro More Leaves from a Journal of a Life in the Highlands, una secuela de su primer libro, que dedicó a su «criado personal, devoto y fiel amigo, John Brown». Un día después del aniversario de la muerte de Brown, Victoria supo mediante un telegrama que su hijo pequeño, Leopoldo, había muerto en Cannes, víctima de hemofilia. Victoria lamentó la muerte de aquel que era «el más querido de entre mis hijos».Al mes siguiente, la hija menor de Victoria, Beatriz, conoció y se enamoró del príncipeEnrique de Battenberg en la boda de su sobrina Victoria de Hesse-Darmstadt con el hermano mayor del príncipe Luis de Battenberg. Beatriz y Enrique querían casarse, pero en un primer momento Victoria se opuso a la unión, pues quería que Beatriz se quedara en casa con ella para hacerle compañía. Un año después cambió de opinión, ya que Beatriz y Enrique prometieron que seguirían viviendo cerca para hacerle compañía.
Victoria se alegró cuando Gladstone se vio obligado a dimitir en 1885, tras no poder aprobar su presupuesto. La reina pensaba que su gobierno había sido el «peor que había tenido» y le culpaba de la muerte del general Gordon enJartum.Gladstone fue sustituido por lord Salisbury. Sin embargo, este gobierno apenas duró unos meses, y Victoria tuvo que llamar nuevamente a Gladstone, a quien denominaba como «medio loco y, en verdad, no es más que un hombrecito ridículo de muchas maneras». Gladstone intentó aprobar una ley que daba a Irlanda un gobierno propio pero, para alegría de Victoria, no fue aprobada. En las elecciones, el gobierno Gladstone cedió el poder a Salisbury.

Jubileo de oro


En 1887 el Reino Unido celebró el Jubileo de oro de Victoria. La reina celebró el 20 de junio de 1887 —el quincuagésimo aniversario de su ascensión al trono— con un banquete, al cual fueron invitados cincuenta reyes y príncipes europeos. Al día siguiente, participó en un desfile que, en palabras de Mark Twain, «se extendía más allá del límite de la visión en ambas direcciones» y estuvo presente en una misa de acción de gracias en la abadía de Westminster. A estas alturas, Victoria era de nuevo extremadamente popular. Dos días después, el 23 de junio, contrató a dos hindúes musulmanes para que fueran sus criados. Uno de ellos, Abdul Karim, fue ascendido a «Munshi» (maestro), enseñó a la reina hindi urdu y se convirtió en su «escriba». La familia y los criados de la reina se asustaron y acusaron a Abdul Karim de ser un espía de la Liga Musulmana, e intentaron poner a la reina contra los hindúes. El caballerizo de la reina, Frederick Ponsonby —hijo de Henry, el secretario de la reina—, descubrió que Karim había mentido sobre sus padres y le dijo a lord Elgin, virrey de la India, que «el indio ocupa el mismo puesto que ocupaba John Brown». Victoria ignoró las quejas, al considerarlas racistas. Abdul Karim estuvo con la reina hasta la muerte de esta, y después volvió a la India con una pensión.

La hija mayor de Victoria se convirtió en emperatriz consorte de Alemania en 1888, pero enviudó tres meses después y su nieto, Guillermo, se convirtió en emperador de Alemania con el nombre de Guillermo II. Con el reinado de Guillermo, las esperanzas que Victoria y Alberto tenían puestas para que Alemania se liberalizase no se cumplieron, ya que éste creía en la autocracia. Victoria pensaba que su nieto tenía «poco corazón o tacto y [que] (...) su conciencia e inteligencia habían sido totalmente deformadas».
Gladstone volvió al poder una vez más en 1892, con 82 años. Victoria vetó el nombramiento del diputado radical Henry Labouchere para ocupar un sitio en el gobierno y Gladstone lo aceptó.En 1894 se jubiló y fue reemplazado por el liberal imperialista lord Rosebery. Rosebery fue sucedido por Salisbury en 1895, quien gobernó hasta la muerte de Victoria.

Jubileo de diamante

El 22 de septiembre de 1896 Victoria sobrepasó a su abuelo Jorge III como el monarca con más tiempo de reinado en la historia inglesa, escocesa o británica. De acuerdo a una petición de la reina, todas las celebraciones públicas especiales por el acontecimiento fueron retrasadas hasta 1897, el año en que se celebraba el jubileo de diamante de Victoria. El secretario de colonias, Joseph Chamberlain, propuso que el jubileo fuera un festival en todo el Imperio Británico.
Así, invitaron a los primeros ministros de todas las colonias autónomas junto con sus familias. El desfile en el que participó la reina por Londres hizo una parada para realizar una misa de acción de gracias al aire libre junto a la catedral de San Pablo, durante la cual la reina permaneció sentada en su carruaje abierto. La celebración estuvo marcada por muestras de afecto a la reina septuagenaria.
Victoria visitaba Europa muchas veces en vacaciones. En 1889, cuando estaba en Biarritz, en Francia, se convirtió en la primera soberana reinante que visitó España al cruzar la frontera para una breve visita. En abril de 1900, la segunda guerra de los Bóeres estaba siendo tan mal vista que se le desaconsejó su viaje anual a Francia. En vez de eso, fue a Irlanda, por primera vez desde 1861, en parte para agradecer la contribución de los regimientos irlandeses enSudáfrica. En julio, su segundo hijo, Alfredo, murió: «Dios mío, mi querido y pobre «Affie» ha muerto», escribió en su diario; «este está siendo un año horrible, solo hay tristeza y horror por todas partes».
  • Muerte y sucesion

Siguiendo una costumbre que mantuvo durante toda su viudez, Victoria pasó su última Navidad en Osborne House —que el príncipe Alberto había diseñado por sí mismo—, en laisla de Wight. El reumatismo de sus piernas le impedía andar y su visión estaba muy afectada por las cataratas. A principios de enero afirmó sentirse «mal y débil» y a mediados de mes escribió en su diario que se encontraba «soñolienta (...) mareada y confusa». Murió allí, debido al debilitamiento de su salud, el martes 22 de enero de 1901, a las 6:30, con 81 años. En su lecho de muerte estaba acompañada por su hijo y futuro rey, Eduardo, y su nieto mayor, el emperador alemán Guillermo II.
En 1897 Victoria había dejado escritas las instrucciones para su funeral, que quería que fuera militar, ya que era hija de un soldado y jefe del ejército, y que el color dominante fuera el blanco y no el negro. El 25 de enero el rey Eduardo, el káiser Guillermo y el príncipe Arturo ayudaron a llevar el ataúd. La reina estaba vestida con su velo de novia.A petición suya, el médico y las criadas que la vistieron colocaron también varias fotografías y objetos de su numerosa familia y de sus criados en el ataúd. Así, colocaron una camisa de dormir de Alberto a su lado junto con un molde de yeso de su mano y una fotografía y un mechón de pelo de John Brown que escondieron en la parte izquierda, debajo de un ramo de flores. Varias joyas fueron enterradas junto con Victoria, incluyendo la alianza de la madre de John Brown que éste le había dado en 1883.Su funeral se realizó el sábado 2 de febrero de 1901 en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor y, después de dos días de velatorio, fue enterrada junto a Alberto en el mausoleo de Frogmore, en el gran parque de Windsor. Cuando fue enterrada, empezó a nevar.
La muerte de Victoria supuso el fin del poder de la Casa de Hannover en el Reino Unido. Como su marido pertenecía a laCasa de Sajonia-Coburgo-Gotha su hijo y heredero, Eduardo VII, fue el primer monarca británico de esta nueva dinastía.
  • Legado

Según uno de sus biógrafos, Giles St. Aubyn, Victoria escribió una media de 2500 palabras al día durante su vida adulta.Desde julio de 1832 hasta poco antes de su muerte escribió diarios con frecuencia y llegó a tener 122 volúmenes.Tras la muerte de Victoria, su hija Beatriz fue nombrada su ejecutora literaria. La hija pequeña de la reina transcribió y editó los diarios a partir de su llegada al trono y quemó los originales. A pesar de esta destrucción, muchos de los diarios aún existen. Además de la copia editada de Beatriz, lord Esher transcribió dos volúmenes de 1832 a 1861 antes de que Beatriz los destruyera. Parte de la extensa correspondencia de Victoria fue publicada en varios volúmenes de diferentes autores.
Victoria estaba desproporcionada físicamente: era corpulenta, poco elegante y no medía más de un metro y medio. A pesar de estos defectos, proyectó una imagen de grandeza. Fue poco popular durante los primeros años de viudedad, pero fue muy querida las décadas de 1880 y 1890, cuando encarnó la figura del imperio, una figura matriarcal benevolente.Solo se conoció su verdadera influencia política después de que se revelaran al público los diarios y cartas. Muchas biografías publicadas hasta hoy concluyen que Victoria era emocional, obstinada, honesta y sincera.
A lo largo del reinado de Victoria continuó el establecimiento gradual de una monarquía constitucional moderna en Gran Bretaña. Las reformas en el sistema electoral aumentaron el poder del parlamento perjudicando a los nobles y a la monarquía. En 1867 Walter Bagehot escribió que el monarca solo tenía «el derecho a ser consultado, el derecho de animar y el derecho de avisar».A medida que la monarquía de Victoria se volvía más simbólica que política, empezó a dar más importancia a la moralidad y a los valores familiares. Esto se contrapone a los escándalos financieros, sexuales y personales que se asociaban a los miembros anteriores de la casa de Hanóver, que habían desacreditado a la monarquía. El concepto de «monarquía familia», con el cual las clases medias se podían identificar, se fortaleció.
Los lazos que Victoria tenía con las familias reales europeas le valieron el apodo de «la abuela de Europa».Victoria y Alberto tuvieron 42 nietos. Entre sus descendientes se incluyen la reina Isabel II del Reino Unido; su marido, el príncipeFelipe; el rey Harald V de Noruega; el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, la reina Margarita II de Dinamarca; el rey Juan Carlos I de España y su esposa Sofía de Grecia, etc.
  • Cultura popular

La reina Victoria ha sido retratada en diversas películas, libros, revistas y otras publicaciones. La primera película fueVictoria, the Great, dirigida y producida por Herbert Wilcox, y su actriz protagonista fue la británica Anna Neagle. La película se estrenó en 1937, año de la coronación del bisnieto de Victoria, el rey Jorge VI, y sirvió para conmemorar el centenario de la coronación de la reina en 1837. Tuvo tanto éxito que al año siguiente se estrenó la secuela Sixty Glorious Years.
Otra película muy conocida sobre la vida de Victoria se estrenó en 1950, The Mudlark. Tenía a Irene Dunne como protagonista y era una versión alternativa a los años de luto de la reina. En 1954 el director austríaco Ernst Marischkarodaría con Romy Schneider Los jóvenes años de una reina, precursora de la saga de Sissi. En 1997, Judi Dench y Billy Connolly protagonizaron la película Mrs. Brown sobre la relación de la reina con su criado escocés, John Brown. La película fue muy aclamada por la crítica y le valió a Dench una nominación al Óscar. En 2001, la BBC estrenó una serie de dos episodios titulada Victoria & Albert, protagonizada por Victoria Hamilton y Jonathan Firth, que retrataba la vida de Victoria desde su infancia hasta la muerte de Alberto en 1861
Más recientemente, en 2009, Emily Blunt y Rupert Friend protagonizaron la película The Young Victoria, una versión romántica de la vida de la pareja real, aclamada por la crítica y que recibió varias nominaciones para los Óscars y para losGlobos de Oro, incluyendo mejor actriz dramática para Emily Blunt (en los Globos de Oro), mejor dirección artística, mejor maquillaje y vestuario (por el que consiguió el Óscar).
  • Titulos

24 de mayo de 1819  20 de junio de 1837: Su Alteza Real la princesa Alexandrina Victoria de Kent y Strathearn
20 de junio de 1837  22 de enero de 1901: Su Majestad la Reina
1 de mayo de 1876  22 de enero de 1901: Su Majestad Imperial la Emperatriz de la India
https://www.youtube.com/watch?v=ChSMVPitUpc
http://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_del_Reino_Unido

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5. Alejandra Fiódorovna 

Románova


Alejandra de Rusia(1872-1918)
La zarina Alejandra de Rusia, fue asesinada  junto a su amado esposo Nicolás y sus cinco hijos a manos de los bolcheviques en 1918.
A tenor de la relación de Alejandra con el monje Rasputín, al que atribuía poderes capaces de salvar a su hijo, el heredero Alexis, de una muerte más que segura a causa de la hemofilia. A la zarina se la criticó también por su gran influencia en el zar, que enamorado hasta la médula seguía sus consejos al pie de la letra en los asuntos de Estado. Unos consejos que visto después el trágico destino de toda la familia no iban muy allá.
Tanto Alejandra como María Antonieta fueron ejecutadas por su pueblo, harto de su alto nivel de vida ajeno a las penurias de la calle. Dos reinas también malditas por, al fin y al cabo, haber hecho tan sólo lo que les habían enseñado, disfrutar de los privilegios de la monarquía absoluta, sin saber que día a día tenían que ganarse la confianza de sus súbditos.




Lesser CoA of the empress Alexandra Feodorovna of Russia.svgAleksandra Fiódorovna Románova (en ruso: Алексáндра Фё́доровна Poмáнова; nacida Victoria Alicia Elena Luisa Beatriz de Hesse-Darmstadt; *Darmstadt6 de junio de 1872 – † Ekaterimburgo17 de julio de 1918). Última emperatriz de Rusia antes de la Revolución de Octubre.

  • Biografia

Infancia y juventud

Hija del gran duque Luis IV de Hesse-Darmstadt y Alicia de Sajonia-Coburgo-Gotha, fue bautizada como "Alix", variante germanizada de Alicia. Recibió una severa educación bajo la influencia de su abuela materna,Victoria del Reino Unido. Alix, fue una de las nietas preferidas de la reina Victoria.
Era una mujer alta, de cabello castaño rojizo, de rasgos nítidos, algo torpe de movimientos debido a una ciática que contrajo muy joven, era además bastante atractiva y dotada de un carácter fuerte. Para quienes no pertenecían a su círculo íntimo, Alix ocultaba su timidez y mostraba una apariencia reservada. El estatus de títulos y las riquezas no tenían mayor influencia en ella y no dudó en enrolarse como enfermera durante laPrimera Guerra Mundial y atender a heridos del frente de batalla.
Sin saberlo, portaba por el lado materno el gen de la hemofilia, cuya manifestación se daría en el príncipe Alexis, su único hijo varón.
Antes de casarse con Nicolás II, Alix rechazó varias propuestas de matrimonio con otras casas reales, como la de su primo Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale y la de Maximiliano de Baden, ambas planeadas por la reina Victoria, demostrando su carácter fuerte ante la voluntad de la reina.

Zarina de Rusia

A raíz del noviazgo de su hermana Isabel Fiódorovna Románova con el gran duque Sergio Aleksándrovich de Rusia, fue como conoció al futuro zarNicolás II, con quien estableció una sólida e intensa relación sentimental que culminó cuando contrajo nupcias el 26 de noviembre de 1894, muy poco después de la muerte del zar Alejandro III. El pueblo ruso opinó que la nueva emperatriz había llegado detrás de un ataúd como un negro presagio.
Nicolás II se refería a Alix como Solecito, y ambos se profesaban un auténtico y abnegado amor. Prueba de esto es la abundante correspondencia que sobreviviría a la historia de los Románov. Un dato curioso es que Nicolás II y Alix hablaban en inglés, porque Alix jamás llegó a dominar el ruso con fluidez.
Su residencia de monarcas se fijó en el palacio construido por Catalina II, la Grande, en Tsárskoye Seló, a 20 km de San Petersburgo, entre otras.
La pareja tuvo cinco hijos: Olga (18951918), Tatiana (18971918), María(18991918) y Anastasia (1901-1918), y el zarévich Alexis (1904-1918).
Alix los queria a todos pero en especial al zarevich y a Tatiana,Maria y Anastasia a Olga la queria pero sin embargo no tanto como a ellos puesto que Olga no se asemejaba a lo que ella esperaba de unas grandes duquesas. La hemofilia de su hijo Alexéi, que la afectó profundamente, fue posiblemente la causa de que se acogiera a los consejos de Rasputin, quien logró sanar al niño; aun así Alix no tomaba ninguna decisión sin antes consultar al monje.
Al marchar su esposo al frente durante la Primera Guerra Mundial, asumió sola el gobierno efectivo de Rusia. No pudo hacer frente a las gestantes crisis sociales y culturales, los nombramientos ministeriales que realizó resultaron infructuosos, y su condición de alemana la hizo impopular. Se opuso tenazmente a la idea de dotar al país de un régimen constitucional. Su postura frontal iba en contra de las corrientes bolcheviques.

Revolución rusa y muerte

Alix hesseni hercegnő.pngAl producirse la Revolución rusa en febrero de 1917, la Duma indujó a Nicolás II a su abdicación a despecho de Alix y fue confinada con su esposo y sus hijos en el palacio Alejandro, en Tsárskoye Seló, de donde salieron todos en agosto de ese año, con destino a TobolskSiberia.
En la primavera del año siguiente fueron trasladados a la ciudad de Ekaterinburgo, donde fueron ejecutados en el sótano de la casa Ipátiev, en la madrugada del 17 de julio de 1918.
Después de la caída de la URSS, en la década del 90, sus restos fueron exhumados y sepultados con los de su esposo y tres de sus hijas en la catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo. Fue canonizada como mártir por la Iglesia Ortodoxa.
  • Distinciones honorificas

Rusas
St.AndrewOrder.png Dama de la Orden de San Andrés.
Band to Order St Ekaterin.png Gran Maestre de la Orden de Santa Catalina.
RUS Order of St. Alexander Nevsky BAR.png Dama de la Orden de San Alejandro Nevski.
RUS Order White Eagle BAR.png Dama de la Orden del Águila Blanca.
RUS Order św. Anny (baretka).svg Dama Gran Cruz de la Orden de Santa Ana.
POL Krzyz Wielki Orderu Sw Stanislawa BAR.png Dama Gran Cruz de la Orden de San Estanislao.
Royal Order of Victoria and Albert - ribbon bar.gif Gran Maestre de la Orden de Santa Olga.
Extranjeras
Order of Queen Maria Luisa (Spain) - ribbon bar.png Dama de la Real Orden de las Damas Nobles de María Luisa, Reino de España
Royal Order of Victoria and Albert - ribbon bar.gif Dama de la Real Orden de Victoria y Alberto, Reino Unido

https://www.youtube.com/watch?v=Pgy5UP1NsqM
https://www.youtube.com/watch?v=996jVakB6gY
http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandra_Fi%C3%B3dorovna_Rom%C3%A1nova

Marie Antoinette Adult4.jpg
6. Maria Antoñeta de Francia



María Antonieta (1755-1793),

La extravagancia de montar en el Trianon una granja con animales fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los franceses, que la llevaron a la guillotina.
María Antonieta prefirió mantenerse al margen de la aburrida cuestión de gobernar. A ella le gustó más la moda, creó un estilo propio, marcó toda una época y, cuando tuvo unos años más -no hay que olvidar que la casaron con el inexperto Luis XVI a los 14 años- se echó un amante, el sueco Fersen, con el que disfrutó de lo lindo en su Trianon. Una vida que haría correr hoy en día ríos y ríos de tinta en la prensa del corazón.

Tanto Alejandra como María Antonieta fueron ejecutadas por su pueblo, harto de su alto nivel de vida ajeno a las penurias de la calle. Dos reinas también malditas por, al fin y al cabo, haber hecho tan sólo lo que les habían enseñado, disfrutar de los privilegios de la monarquía absoluta, sin saber que día a día tenían que ganarse la confianza de sus súbditos.


María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (en alemán:Maria Antonia Josepha Johanna von Habsburg-Lothringen) (Viena2 de noviembre de 1755 - París16 de octubre de 1793), más conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, fue unaarchiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y de Navarra. Décimo quinta y penúltima hija de Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico y de la emperatriz María Teresa I de Austria, se casó en 1770, a los catorce años con el entonces delfín y futuro Luis XVI de Francia, en un intento por estrechar los lazos entre dos enemigos históricos.
Detestada por la corte francesa, donde la llamaban «L'autre-chienne» (una paranomasia en francés de las palabras «autrichienne», que significa «austriaca» y «autre chienne» que significa «otra perra»), María Antonieta también se ganó gradualmente la antipatía del pueblo, que la acusaba de manirrota y promiscua y de influir a su marido en pro de los intereses austriacos. No en vano se ganó los apelativos de «Madame Déficit» y «loba austriaca».
Tras la fuga de Varennes, Luis XVI fue depuesto, la monarquía abolida el 21 de septiembre de 1792 y la familia real encarcelada en la torre del Temple. Nueve meses después de la ejecución de su marido, María Antonieta fue juzgada, condenada por traición y guillotinada el 16 de octubre de 1793.
Tras su muerte, María Antonieta se convirtió en parte de la cultura popular y en una figura histórica importante. Algunos académicos y estudiosos piensan que su comportamiento considerado como frívolo y superficial ayudó a aumentar la agitación durante el inicio de laRevolución Francesa, sin embargo, otros historiadores alegan que ha sido injustamente retratada y que las opiniones hacia ella deberían ser más benévolas.

  • Biografia

Hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I, gran duque de Toscana y de su esposa María Teresa I, archiduquesa de Austria, reina de Hungría y reina de Bohemia, nació el 2 de noviembre de 1755. Es la decimoquinta y penúltima hija de la pareja imperial. De ella se encargan las ayas, gobernantas de la familia real (Mme de Brandeiss y la severa Mme de Lerchenfeld), bajo la estricta supervisión de la Emperatriz, que tiene ideas muy básicas sobre la educación de los hijos: higiene severa, régimen estricto y fortalecimiento del cuerpo. Pasa su infancia entre los palacios de Hofburg y Schönbrunn, en Viena.
La emperatriz ya se esfuerza por casar a su hija con el mayor de los nietos del rey Luis XV, elDelfín Luis Augusto y futuro Luis XVI, que tiene más o menos la misma edad que ella. Al mismo tiempo María Teresa acaricia la idea de unir a otra de sus hijas, Isabel, con el viejo Luis XV. Se trata de sellar la alianza franco-austríaca nacida de la famosa «caída de las alianzas» concretada en 1756 por el tratado de Versalles, con el fin de neutralizar la ascensión de Prusiay la expansión de Inglaterra.
Cuando María Antonieta tiene 13 años, la emperatriz, vieja dama y viuda, se interesa más por su educación con el fin de casarla. La archiduquesa toma lecciones de clave con Gluck y de baile francés con Noverre. Cuando su madre elige, además, a dos actores para darle clases de dicción y de canto, el embajador francés protesta oficialmente (los actores pasan entonces por ser personajes poco recomendables). María Teresa I le pide entonces que nombre a un preceptor aceptado por la corona de Francia. Será el abad de Vermond, admirador del Siglo de las luces y aficionado a las bellas artes quien, enviado a la corte imperial, iba a reparar las lagunas en la educación de la joven archiduquesa y comenzar a prepararla para sus futuras funciones.
El 13 de junio de 1769, el marqués de Durfort, embajador de Francia en Viena, realiza la petición de mano para el Delfín. María Teresa I acepta de inmediato. En Francia el partido devoto, hostil por la caída de las alianzas llevada a cabo por el duque de Choiseul en favor del enemigo sempiterno, llama ya a la futura Delfina «la Austríaca», sobrenombre que le había sido dado por las hijas del rey Luis XV.


Delfina

El 17 de abril de 1770, María Antonieta renuncia, oficialmente, a sus derechos sobre el trono austríaco.
y el 16 de mayo se casa con el Delfín en Versalles. El mismo día de la boda se produce un escándalo de protocolo: las princesas de Lorena, alegando su parentesco con la nueva Delfina, se permitieron bailar antes que las duquesas, grandes damas de la nobleza, que murmuran ya contra «la Austríaca». Esa misma tarde 132 personas mueren como consecuencia de un incendio causado por los fuegos artificiales desplegados en la ceremonia de casamiento.
Joven, bella, inteligente, heredera de Habsburgo y con un árbol genealógico impresionante, su llegada aviva también los celos del pequeño mundo de la nobleza versallesca y de las múltiples y dudosas alianzas; pero la joven Delfina tiene miedo de no acostumbrarse a su nueva vida. Su espíritu se pliega mal a la complejidad y a la astucia de la «vieja corte» y al libertinaje del rey Luis XV y de su amante Madame du Barry. Su marido la evita (el matrimonio no se consuma hasta julio de 1773), trata de amoldarse al protocolo y a la ceremonia francesa pero aborrece tener su corte.
Por otra parte, María Antonieta es aconsejada a través de la voluminosa correspondencia que mantiene con su madre y con el conde de Mercy-Argenteau, embajador de Austria en París, la única persona con la cual puede contar, ya queChoiseul fue echado de su cargo meses después del matrimonio. Esta famosa correspondencia secreta de Mercy-Argenteau es una fuente de información extraordinaria sobre todos los detalles de la vida de María Antonieta después de su matrimonio en 1770 hasta el fallecimiento de María Teresa I de Austria en 1780. Según el autor de un libro en el que se recoge dicha correspondencia:
Estos documentos originales no sólo nos revelan su intimidad, sino también cómo María Antonieta, desprovista de experiencia y falta de cultura política, fue manipulada por su familia austríaca a la que estuvo siempre unida.


Reina de Francia

El 10 de mayo de 1774Luis XVI y María Antonieta se convierten en los reyes de Francia y deNavarra, pero su comportamiento no cambia mucho. Desde el verano de 1777 las primeras canciones hostiles como pequeña reina de veinte años empiezan a circular. María Antonieta se rodea de una pequeña corte de favoritos (la princesa de Lamballe, el barón de Besenval, el duque de Coigny, la condesa de Polignac) suscitando las envidias de otros cortesanos, multiplica su vestuario y las fiestas, organiza partidas de cartas en las que se realizan grandes apuestas.
Se realiza un nuevo protocolo más lujoso y más personal para este. Son llevadas distintas damas de la corte de Francia y se les establece un salario digno de la Corte Francesa.


Su vida en la corte

María Antonieta intenta influir en la política del Rey nombrando y destituyendo ministros caprichosamente o siguiendo los consejos interesados de sus amigos. Así, por una cabezonería, se inmiscuye en el caso Guines (embajador en Londres, acusado de una conspiración para llevar a Francia a la guerra), que provoca la caída en desgracia deTurgot. El barón Pichler, secretario de María Teresa I, resume con mucho tacto la opinión general y escribe:
Ella no quiere ser gobernada, ni dirigida, ni siquiera guiada por las personas entendidas. Esta es la cuestión hacia la cual todos sus pensamientos parecen, hasta el presente, estar concentrados. Fuera de esto, no reflexiona demasiado, y el uso que ha hecho, hasta el momento, de su independencia es evidente, pues sólo se ha preocupado de la diversión y la frivolidad.
Una verdadera campaña de desprestigio se monta contra ella desde su acceso al trono. Circulan los panfletos, se la acusa de tener amantes (el conde de Artois, su cuñado o el conde sueco Hans Axel de Fersen) e incluso de mantener relaciones con mujeres (con la condesa de Polignac o princesa de Lamballe); de despilfarrar el dinero público en frivolidades o en sus favoritos; de seguirle el juego a Austria, dirigida por su hermano José II. Hay que reconocer, sin embargo, que ella ha hecho todo lo posible para favorecer al partido anti-austríaco, deponiendo de su cargo a D’Aiguillon y sustituyéndolo por Choiseul, pero todo había sido en vano. Versallesse queda vacío, huyen los cortesanos desdeñados por la reina y los que no tienen los medios suficientes para sostener los gastos de la Corte.
El 19 de diciembre de 1778, María Antonieta tiene su primer hijo: es una niña, María Teresa, llamada «Madame Royale». El22 de octubre de 1781 nace el Delfín Luis José (llamado Luis José Javier Francisco). Pero los libelos han hecho correr rápidamente la noticia de que el niño no es hijo de Luis XVI. Tras los nacimientos, María Antonieta cambia un poco su forma de vida, pero sigue de cerca la construcción del Hameau en Versalles, una aldea en miniatura en la que la reina cree descubrir la vida campestre. Se dedica a la caridad. El 27 de marzo de 1785 nace su tercer hijo, Luis-Carlos (Luis XVII), duque de Normandía. El 9 de junio de 1787 nace su última hija, Sofía Beatriz (María Sofía Helena Beatriz) que murió con un año de vida de tuberculosis (19 de julio de 1788).
Gran parte de lo que conocemos de este periodo se debe a las Memorias de Madame Campan, la principal confidente de la Reina.

El asunto del collar

Artículo principal: El asunto del collar de la reina

En julio de 1785 estalla el «caso del collar»: el joyero Bohmer reclama a la Reina 1,5 millones de libras por un collar de diamantes encargado en nombre de la soberana por el cardenal de Rohan. Ella no se hace responsable. Insiste en arrestar al Cardenal, al que acusa de insultarla al achacarle la compra del collar, y el escándalo es inevitable. El rey confía el asunto al Parlamento, que determina que la culpa corresponde a un par de aventureros, Jeanne Valois de La Motte y su marido, y disculpa al cardenal de Rohan, engañado pero inocente. La Reina, aunque inocente también, es tratada con gran desconsideración por el pueblo, al considerarla culpable, por lo menos moralmente. Lejos de resultar superfluo, el caso del collar supuso un punto de inflexión en el reinado, que marcaría una nueva etapa de impopularidad y odio por parte del pueblo que se sintió insultado por los bajos negocios de usura y falsificaciones.
El propio Napoleón aseguraría más tarde que el caso del collar de diamantes fue detonante de la revolución francesa.
María Antonieta toma conciencia, por fin, de su impopularidad y trata de reducir sus gastos, especialmente los de su mansión, lo que provoca nuevas críticas y un gran escándalo en la Corte cuando sus favoritos se ven privados de sus cargos. Todo es inútil, ya que las críticas continúan y la Reina se gana el apodo de «Madame Déficit». Es acusada de estar en el origen de la política anti-parlamentaria de Luis XVI y de nombrar y destituir a los ministros. En 1788 es ella la que induce al rey a despedir al impopular Loménie de Brienne y sustituirle por Necker. Ya es demasiado tarde, Luis XVI había sido demasiado débil.

«Que coman pasteles»

Ya en proceso de desatarse la Revolución Francesa, se difundió una frase que, supuestamente, había pronunciado María Antonieta. Se contó que, cuando la gente del pueblo, a falta de harina y trigo para preparar pan, fue a Versalles a encararse con ella, ésta habría respondido altaneramente con la frase: «Que coman pasteles» («Qu’ils mangent de la brioche»). Este supuesto hecho causó un gran enojo en el pueblo y contribuyó a que aumentara el odio que éste sentía hacia la Reina.
Hay muchas versiones que señalan por qué razón María Antonieta habría dicho aquello. Sin embargo, ya el filósofo contemporáneo Jean-Jacques Rousseau confirma que la frase no fue proferida por ella, sino por otra reina anterior, María Teresa de Austria (esposa de Luis XIV); la frase original era «S'il ait aucun pain, donnez-leur la croûte au lieu du pâté» («Si no tienen pan, que les den el hojaldre en lugar del paté»).
Según el biógrafo Stefan Zweig, no hay duda de que esta frase se atribuyó de forma falsa a María Antonieta, y que quien realmente pronunció algo parecido en la misma época, fue una de las tías de la Reina e hijas de Luis XV, que ante las noticias recibidas de que el pueblo pedía pan, apostilló «si no tienen pan, que coman costra de pastel».
Aún hoy en día son muchas las personas que consideran a María Antonieta como autora de la citada frase, aunque, según la historiadora británica Antonia Fraser, esto nunca fue dicho por María Antonieta

La Revolución de 1789


En 1789 la situación de la Reina es insostenible. Corre el rumor de que Monsieur (futuro Luis XVIII) habría depositado en la asamblea de los notables de 1787 un dossier que probaba la ilegitimidad de los infantes reales. El rumor menciona un retiro de la Reina en Val-de-Grâce. El abad Soulavie, en susMémoires historiques y politiques del reinado de Luis XVI, escribe que se pensaba que María Antonieta «se llevaría con ella todas las maldiciones del pueblo y que la autoridad real sería, por este motivo, total y súbitamente regenerada y restaurada».
El 4 de mayo de 1789 se abren los Estados Generales. Después de la misa de apertura sube al púlpito monseñor de la Fare que, con duras palabras, ataca a María Antonieta denunciando el lujo desenfrenado de la Corte y de los que, hastiados de este lujo, buscan el placer en «una imitación pueril de la naturaleza» (contado por Adrien Duquesnoy en el Journal sur l’Assemblée constituante), alusión evidente al Pequeño Trianón.
El 4 de junio muere el pequeño Luis José. Para evitar gastos se sacrifica el ceremonial en la basílica de Saint-Denis. La actualidad política no permite a la familia real un sepelio solemne. Conmocionada por este acontecimiento y desorientada por el cariz que toman los Estados Generales, María Antonieta se deja convencer por la idea de una contrarrevolución. En julio, Luis XVI destituye a Necker. La Reina quema sus papeles y recoge sus diamantes, trata de convencer al Rey para dejar Versalles e ir a una plaza fuerte segura, lejos de París. Desde el 14 de julio un registro de proscripción circula por París. Los favoritos de la Reina están en primer lugar y la cabeza de la Reina tiene fijado el precio. Se la acusa de querer hacer saltar el Parlamento con una bomba y de mandar a las tropas sobre París.
El 1 de octubre se produce un nuevo escándalo: tras un banquete ofrecido a los guardias de corps de la Casa militar, un regimiento de Flandes que acaba de llegar a París, la Reina es aclamada, las escarapelas blancas son enarboladas y las tricolores pisoteadas. París está indignado por estas manifestaciones monárquicas y por el banquete dado cuando hasta el pan le falta al pueblo. El 5 de octubre una manifestación de mujeres se dirige a Versalles pidiendo pan y diciendo que van en busca del «panadero» (el Rey), la «panadera» (la Reina) y el «pequeño aprendiz» (el Delfín). Al día siguiente, por la mañana, los amotinados, armados con picos y cuchillos, entran en el palacio, matan a dos guardias de corps y amenazan a la familia real, que se ve obligada a regresar a París escoltada por las tropas del Marqués de La Fayette y los amotinados. Durante el trayecto se lanzan amenazas contra la Reina e incluso le enseñan una cuerda prometiéndole una farola en la capital para colgarla.
Árbol de la familia real desde la época de Luis XV hasta los hijos de Luis XVI y los de Carlos X.

La monarquía constitucional


El 10 de octubre Luis XVI está de nuevo en París. Con María Antonieta deciden solicitar la ayuda de los monarcas extranjeros, el rey de EspañaCarlos IV y José II, hermano de la Reina. Pero el Rey de España responde con evasivas y el 20 de febrero de 1790 José II fallece. La Fayette le sugiere a la Reina, con toda frialdad, que se divorcie. Otros hablan, casi con descaro, de emprender un proceso de adulterio y pillar a la Reina en flagrante delito con el conde de Fersen.
Breteuil les propone, a finales de 1790, un plan de evasión. La idea es que dejen las Tullerías y se refugien en la plaza fuerte de Montmédy, próxima a la frontera. La Reina está cada vez más sola, sobre todo desde que, en octubre de 1790, Marcy-Argenteau se ha marchado de Francia para ocupar su nuevo cargo en la embajada de los Países Bajos, y de que Leopoldo II, el nuevo emperador (otro de sus hermanos) elude sus peticiones de ayuda. Como monarca filósofo, le aconseja a su hermana que acepte los dictados de la nueva Constitución. El 7 de marzo, una carta de Mercy-Argenteau dirigida a la reina es interceptada y entregada a la Comuna. Otro contratiempo para la reina, pues es presentada como una prueba de su intención de vender la patria a Austria.
El 20 de junio se produce la evasión y la desafortunada expedición aVarennes. Rápidamente París se da cuenta de la fuga, aunque La Fayette intenta hacer creer que el rey ha sido raptado por unos contrarrevolucionarios. La familia real, cerca de París, no se siente muy segura. Desdichadamente, su berlina lleva un retraso de más de tres horas, y así, cuando llegan al primer lugar de encuentro, el relevo de Pont-de-Somme-Vesle, las tropas prometidas se han retirado pensando que el rey ha cambiado de idea. Poco antes del mediodía la berlina es detenida en Varennes-en-Argonne. El conductor del relevo precedente, en Sainte-Menechould, ha reconocido al Rey. Se producen unos momentos de nerviosismo, nadie sabe qué hacer y, durante este lapsus, la muchedumbre llega a Varennes. Por último, la familia real amenazada y en medio de una situación muy violenta, es devuelta a París.

Después de Varennes

Interrogado en París por una delegación de la Asamblea Constituyente, Luis XVI contesta con evasivas. Sus respuestas, hechas públicas, suscitan la ira del pueblo, que reclama el derrocamiento del Rey. María Antonieta se entrevista secretamente con Antoine Barnave, que quiere convencer al rey para que acepte su papel de monarca constitucional. El 13 de septiembre, Luis XVI acepta la Constitución. El día 30, la Asamblea constitucional se disuelve y es reemplazada por laAsamblea legislativa, aunque se hacen patentes los rumores de guerra con las monarquías próximas, en primer término, Austria. El pueblo se revuelve contra María Antonieta, a la que califican de «monstruo femenino» e incluso de «Madame Veto», acusándola de querer sumir a la capital en un baño de sangre. El 3 de agosto de 1792, el manifiesto de Brunswick, inspirado por Fersen, termina de inflamar al pueblo.
El 10 de agosto se produce la insurrección. Las Tullerías son asaltadas, el Rey se refugia en la Convención, que vota su suspensión provisional, y ambos son internados en el convento de los Feuillants. Al día siguiente, la familia real es transferida a la prisión del Temple. Allí moriría, casi dos años más tarde, su segundo hijo varón, a los 10 años de edad, conocido como Luis XVII, aunque por supuesto nunca reinó. Durante las matanzas de septiembre, la princesa de Lamballe, víctima simbólica, es salvajemente asesinada y su cabeza se exhibe en la punta de una pica, paseándola por delante de las ventanas tras las que se halla María Antonieta. Poco después, cuando ya la guerra ha empezado, la familia real queda retenida por la Convención. A principios de diciembre, se descubre el «armario de hierro» en el que Luis XVI guarda sus papeles secretos. El proceso, a partir de ese momento, es inevitable.
El 26 de diciembre la Convención vota a favor de la muerte de Luis XVI, que es ejecutado el 21 de enero de 1793. El 27 de marzoRobespierre pregunta, por primera vez, delante de la Convención por la suerte de la Reina. El 13 de julio el Delfín es separado de su madre y confiado al zapatero Antoine Simon. El 2 de agosto es María Antonieta la que es separada de sus hijos y conducida a la Conciergerie para su reclusión. Su interrogatorio empezará al día siguiente.
La primera celda de María Antonieta en La Conciergerie fue instalada en la antigua sala de reunión de los carceleros (una celda humilde con un catre, un sillón de caña, dos sillas y una mesa). La celda tenía una estrecha y pequeña ventana que daba al jardín de las mujeres. Tras una tentativa de evasión dirigida por Alexandre Gonsse de Rougeville, María Antonieta fue llevada a una segunda celda. Un biombo la separaba de los guardias que la custodiaban.
Posteriormente, Luis XVIII hizo cerrar con una pared esta segunda celda y construir una capilla. La mitad oeste fue anexionada a la capilla real por medio de un local en el que se asegura que Maximilien Robespierre pasó sus últimas horas

El proceso

El 14 de agosto de 1793, María Antonieta es puesta a disposición judicial ante elTribunal revolucionario, presentándose como acusador público Fouquier-Tinville. Si en el juicio de Luis XVI se había intentado guardar las apariencias de una cierta equidad, no se hizo así con el proceso a María Antonieta. El dossier se prepara a toda prisa; es, a todas luces, incompleto, Fouquier-Tinville no logra encontrar todos los documentos de Luis XVI.

Para exagerar la acusación, Tinville hace declarar contra su madre al Delfín, manipulado por sus guardianes revolucionarios. Delante del tribunal, el niño acusa falsamente a su madre y a su tía, Madame Isabel, de haberle incitado a la masturbación y de haberle obligado a participar con ellas en ciertos juegos sexuales. Indignada, María Antonieta pide a las mujeres del público que la defiendan: «La naturaleza rechaza semejante acusación hecha a una madre. Apelo a todas las madres presentes en la sala». El motín es evitado por poco.
Se la acusa, asimismo, de entenderse con las potencias extranjeras. Como la reina lo niega, Herman, presidente del Tribunal, la señala como «la instigadora principal de la traición de Luis Capeto», lo cual presupone un proceso por alta traición. El preámbulo del acta de acusación declara asimismo:
Examinados todos los documentos presentados por el acusador público resulta que, a semejanza de lasMesalinasBrunegildaFredegunda y Médicis, que fueron calificadas como reinas de Francia y cuyos nombres, para siempre odiosos, no figurarán en los anales de la Historia, María Antonieta, viuda de Lui
s Capeto, ha sido, después de su paso por Francia, la plaga y la sanguijuela de los franceses.
Las declaraciones de los testigos de cargo resultaron poco convincentes [cita requerida]. María Antonieta contesta:
No fui más que la esposa de Luis XVI, fue él el que cometió los errores y ella aceptó su voluntad.
Fouquier-Tinville pide la pena de muerte y declara a la acusada: «enemiga declarada de la nación francesa». Los dos abogados de María Antonieta, Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde, jóvenes e inexpertos, desconociendo el dossier, sólo pueden leer, en voz alta, algunas notas que han podido redactar.
Cuatro preguntas se dirigen al jurado:
1.- ¿Se tiene constancia de que hayan existido maniobras y contactos con las potencias extranjeras u otros enemigos exteriores de la República? Las mencionadas maniobras y contactos ¿tenían como objetivo proveer ayudas monetarias, darles entrada al territorio francés y facilitarles la compra de armas?
2.- ¿Tiene conciencia María Antonieta de Austria (…) de haber cooperado en estas maniobras y contactos?
3.- ¿Se tiene constancia de que existe un complot y una conspiración para conducir a una guerra civil en el interior de la República?
4.- ¿Está convencida María Antonieta de haber participado en este complot y esta conspiración?
A estas cuatro preguntas el jurado responde que sí. María Antonieta es condenada a la pena capital el 16 de octubre, dos días después del inicio del juicio, acusada de alta traición. De madrugada escribe una carta a Madame Isabel, la hermana de Luis XVI:
Acabo de ser condenada, no a una muerte honrosa, sino a la que se reserva sólo para los criminales, pero voy a reunirme con vuestro hermano.
Al mediodía del día siguiente María Antonieta es guillotinada, sin haber querido confesarse con el sacerdote constitucional que le habían propuesto. Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su cuerpo fue exhumado posteriormente el 18 de enero de 1815 y transportado el 21 a Saint-Denis.
En su descargo y por lo que se deduce de una carta escrita a su hermano, parece ser que ella no tuvo nunca ninguna influencia acerca de las decisiones políticas tomadas por del Rey.
Yo sé que, sobre todo en las cuestiones políticas, no he tenido ningún ascendiente sobre las ideas o pensamientos del Rey. ¿Sería prudente para mí el tener con su ministro algunas entrevistas para tratar de ciertos asuntos sobre los cuales él está casi seguro de que el rey no me atendería? Sin hacer ostentación alguna ni mentir, yo dejo creer al pueblo que tengo más crédito del que en realidad tengo, porque si no se me cree, tendré todavía menos crédito.
Tras la ejecución de María Antonieta se declaró la guerra entre Francia y Austria, poniendo fin a la alianza establecida por Bernis y Choiseul, alianza que había resistido hasta ese momento.
De 1779 a 1800, la pintora Vigée-Lebrun pintó unos treinta retratos de María Antonieta.
Frases relevantes en sus últimos momentos
Días antes de su muerte, después de que su marido fuera ejecutado, sus hijos arrancados de su lado, el Delfín manipulado para acusarla de estupro, y completamente sola, en su prisión María Antonieta se golpeó la cabeza contra una viga del techo haciéndose una herida que no paraba de sangrar. La todavía reina no se quejó. Ante la pregunta de uno de los guardias: «¿Os habéis hecho daño?», María Antonieta contestó: «No, ahora ya no hay nada que pueda hacérmelo.»
Vale la pena recordar uno de sus momentos más estremecedores: cuando supo el descuartizamiento cruel y sangriento de su leal amiga María Luisa de Saboya-Carignan, princesa de Lamballe, quien fuera salvajemente asesinada en la prisión de la Force, el 3 de septiembre de 1792, y su cabeza, peinada y empolvada, fue hecha desfilar empalada por las calles entre risas y gritos salvajes.
El día de su ejecución, mientras el pueblo entero la abucheaba e insultaba, María Antonieta se tropezó subiendo al cadalso y pisó al verdugo que estaba a punto de guillotinarla. La reina le dijo: «Disculpe, señor, no lo hice a propósito.»
  • Testamento de Maria Antoñeta
De vuelta en el calabozo, a la reina de Francia sólo le quedaban unas horas antes de ser ejecutada, horas que María Antonieta empleó en dejar un último mensaje de amor y de perdón a sus seres queridos. Una carta sublime, grave y conmovedora, dirigida a su cuñada Madame Isabel, que la princesa real nunca recibirá, pues fue interceptada y entregada a Robespierre y estuvo desaparecida hasta el año 1816, en el que salió a luz con motivo de la restauración borbónica en Francia (Luis XVIII):
Cita: "Es a usted, hermana mía, que yo escribo por la última vez. Acabo de ser condenada, no exactamente a una muerte honrosa, si no a la de los criminales, pero tengo el consuelo de que voy a reunirme con vuestro hermano, inocente como él, yo espero mostrar la misma firmeza que él en sus últimos momentos. Estoy tranquila porque la conciencia no tiene nada que reprocharnos, tengo un profundo dolor por abandonar a mis pobres hijos, usted sabe que yo no vivo más que para ellos, y usted, mi buena y tierna hermana, usted que por su amistad ha sacrificado todo por estar con nosotros, en qué posición la dejo! Me enteré por los alegatos mismos del proceso que mi hija ha sido separada de usted, ¡Dios Mío! A la pobre niña no me atrevo a escribirle, ella no recibiría mi carta, ni siquiera sé si esta le llegará a usted, reciba por medio de ésta, para ellos dos mi bendición. Espero que un día, ya que ellos sean grandes, se podrán reunir con usted, y recibir por entero las atenciones de ellos, que ellos piensen en mí y que no deje yo de inspirarles, que los principios y el cumplimiento exacto de sus deberes sean la base fundamental de su vida, que su amistad y su confianza mutua, les sean venturosos, que mi hija sienta que por su edad que tiene, debe ayudar siempre a su hermano por medio de los consejos que la experiencia le habrá dado a ella más que a él y que la amistad entrambos lo puedan inspirar, que mi hijo a su vez, le brinde a su hermana todas las atenciones, los servicios que la amistad pueda inspirar, que ellos sientan que, en cualquier posición en la que se puedan encontrar, les será verdaderamente de buenaventura, que por su unión ellos tomen ejemplo de la nuestra y también de nuestras desgracias, nuestra amistad nos ha dado consuelo, y en la alegría nos ha traído doblemente felicidad cuando uno puede encontrar un amigo y ¿Dónde se pueden encontrar los mejores y lo más queridos que dentro de su propia familia? Que mi hijo no olvide jamás las últimas palabras de su padre, que yo le repito expresamente: “Que no busque jamás vengar nuestra muerte”. Tengo que mencionarle a usted algo muy doloroso para mi corazón, sé muy bien que este niño le ha causado a usted mucha pena, perdónelo, querida hermana, piense en la edad que él tiene y también lo fácil que es obligar a un niño a decir cosas que no conoce y que ni siquiera comprende, vendrá un día, espero, en que él no tendrá más que corresponderle a usted con todas las recompensas posibles por vuestras bondades y ternuras para ellos. Me queda confiarle a usted mis últimos pensamientos, yo quisiera haber escrito desde el principio del proceso, pero no se me permitía escribir, la marcha ha sido tan rápida que ya no me dio tiempo. Muero dentro de la Religión Católica, Apostólica y Romana, en la religión de mis padres, en la cual fui educada y que siempre he practicado, no teniendo ningún consuelo espiritual, ni siquiera he buscado si hay aquí sacerdotes de esta religión, a los otros sacerdotes (constitucionales) si hay, no les diré mucho. Pido sinceramente perdón a Dios por todas las faltas que yo haya cometido en mi vida. Espero que en su bondad Él tendrá a bien recibir mis últimos votos, ya que los hago después de mucho tiempo para que Él reciba mi alma en Su misericordia y Su bondad. Pido perdón a todos aquellos que conozco, a usted, hermana mía, en particular, por todas las penas que, sin querer, le haya podido causar, perdono a todos mis enemigos el mal que me han hecho. Aquí, digo adiós a mis tías y a todos mis hermanos y hermanas, a mis amigos, la idea de estar separada para siempre y sus penas son uno de los más grandes dolores que les doy al morir, que ellos sepan, al menos, que justo hasta mi último momento yo pensaré en ellos. Adiós, dulce y tierna hermana, espero que esta carta llegue a sus manos! Piense siempre en mí, la abrazo con todo mi corazón al igual que a mis pobres y amados hijos, ¡Dios Mío! Que doloroso es dejarlos para siempre. ¡Adiós, Adiós! Me voy para ocuparme de mis deberes espirituales, pues como no soy dueña de mis acciones, me acompañará un sacerdote (constitucional) pero yo protesto aquí que no le diré una sola palabra y que lo trataré como a un absoluto extraño”.
  • Descendencia

NombreFotoFecha de nacimientoFecha de defunciónNota
María TeresaCaminade - Duchesse d'Angouleme.jpg19 de diciembre de177819 de octubre de1851Madame Royale. Se casó con su primo, el duque de Angulema. Sin descendencia.
Luis JoséLouis Joseph of France1.jpg22 de octubre de17814 de juniode 1789Delfín de Francia. Murió en la infancia.
Luis CarlosLouis Charles of France5.jpg27 de marzode 17858 de juniode 1795Delfín de Francia. Considerado por los monárquicos franceses y las monarquías europeas como Luis XVII. Murió en la cárcel.
SofíaSophie Beatrice of France.jpg9 de julio de178619 de juniode 1787Murió en la infancia.

Predecesor:
María Leszczynska
Reina consorte de Francia y de Navarra
10 de mayo de 1774 - 3 de septiembre de 1791
Sucesor:
Abolición del título (ella misma como reina consorte de los franceses)
Predecesor:
Nuevo título (ella misma como reina consorte de Francia y de Navarra)
Reina consorte de los franceses
3 de septiembre de 1791 - 21 de noviembre de1792
Sucesor:
Proclamación de la Primera República Francesa
(En 1830María Amalia de Borbón-Dos Sicilias)
Predecesor:
Ella misma como reina efectiva
Reina titular consorte de Francia y de Navarra
3 de septiembre de 1791 - 21 de enero de 1793
Sucesor:
María Josefina de Saboya

https://www.youtube.com/watch?v=K61qczNcFr0

https://www.youtube.com/watch?v=Heezbwk_4M4

https://www.youtube.com/watch?v=Heezbwk_4M4

https://www.youtube.com/watch?v=hqVdCMpmzfo
http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Antonieta_de_Austria

http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2014/05/05/reinas-malditas-harian-delicias-paparazzi/1017227.html

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